En esta ocasión, el debate entre expertos versa sobre un tema tan apasionante y complicado a la vez como es la detección de talentos en el deporte, con infinidad de estudios científicos realizados pero, sin embargo, sujeto a un proceso enormemente complejo, donde el deportista con un talento especial para el deporte, en demasiadas ocasiones no es controlado, orientado ni conducido de la forma más adecuada. Cinco expertos con amplia experiencia en este campo, nos dan su opinión sobre algunas cuestiones al respecto.
(Artículo publicado originalmente en la revista Sportraining nº 76 -enero/febrero 2018-)
👉 Llorenç Solbes: Es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Entrenador Nacional de Atletismo. Preparador físico de deportistas profesionales y equipos nacionales. Es entrenador de atletas internacionales y olímpicos en pruebas desde el 400m al 5000m, como Daniel Andújar (4º de Europa en 800m), Antoine Gakeme (2º mundial indoor 800m), Abdalelah Haroun (campeón del mundo júnior 400m), Thierry Ndikumwenayo (2º olimpiadas juveniles 5000m), etc. Mail: llsolbes@gmailcom
👉 Agustín Artiles: Es entrenador Superior de Natación y Máster en Alto Rendimiento por el COE. Fue entrenador del equipo olímpico español de natación en el ciclo 2008-2012. Entre sus méritos cuenta con la Medalla de Plata al Mérito Deportivo de la RFEN, Premio a la Comunicación Deportiva y Social de la RFEN 2017, Mejor Labor de Competición Nacional 2005. Es autor de artículos en numerosas publicaciones nacionales e internacionales, como “Swimming Science”. Entrenador del plusmarquista nacional absoluto de 50m braza (Héctor Monteagudo). Web: www.nadandoconchampi.com
👉 Rubén de la Fuente: Es el Director Técnico de la Federación de Triatlón de Castilla y León. Entrenador del centro nacional de triatlón Rio Esgueva en Valladolid. Entrenador nivel III de triatlón por la Federación Española de Triatlón. Máster en Alto Rendimiento por el Comité Olímpico Español. Cuenta con 20 años de experiencia en escuelas deportivas. Mail: entrenadores@triatloncastillayleon.com, Twitter: @delafuente78, Facebook: www.facebook.com/rubendelafuenteguerra
👉 Joan Rius: Es Licenciado en Educación Física y Catedrático de Educación Secundaria. Entrenador Nacional de Atletismo, ha sido profesor de atletismo en el INEF de Barcelona y profesor de la Escuela Nacional de entrenadores de atletismo. Conferenciante habitual en España y en Latinoamérica. Más de 30 libros publicados, entre los que destacan «Metodología del Atletismo», «Metodología y Técnicas de Atletismo», «1040 ejercicios de Fuerza Explosiva»… Mail: jriustrainer@gmail.com, Web: www.jriustrainer.com
👉Roberto Cejuela: Es Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Entrenador Nacional de natación, ciclismo, atletismo y triatlón. Profesor del Grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad de Alicante. Director del Research Group of Physical Education, Fitness and Performance. Entrenador Jefe del Equipo de Triatlón de la Universidad de Alicante. Entrenador de varios triatletas internacionales. Co-fundador del sistema de entrenamiento “All in your Mind”.
En los deportes de resistencia, ¿cuáles son las etapas recomendadas que debe seguir el proceso de entrenamiento de un niño hasta el máximo rendimiento?
LL. SOLBES. Según mi opinión y teniendo en cuenta que hay enormes diferencias a nivel de desarrollo, incluso en niños/as de la misma edad, debe ser el niño/a el que vaya marcando los niveles de exigencia y el que defina el momento en el que pasar de una etapa a otra. Los deportes de resistencia no requieren de ningún tipo de especialización temprana. Hay que ir jugando e incidiendo en mayor o menor medida en las distintas capacidades (incluida la resistencia) durante las primeras etapas. Yo no recomendaría unas etapas especiales propias de los deportes de resistencia, mi recomendación va más centrada a evitar que los talentos que ya se tienen se pierdan. Trabajar con la seguridad de no quemar ninguna etapa y a largo plazo: 1º Etapa de adquisición de fundamentos (6-10), 2º Aprender a entrenar, 3º Aprender a competir y 4º Aprender a ganar.
A. ARTILES. En la etapa inicial “los fundamentos”, luego está la etapa para “aprender a entrenar”, la etapa “para entrenar”, la etapa “preparatoria para competir”, la etapa “para vencer” y la etapa de “mantenimiento”.
R. DE LA FUENTE. Históricamente siempre se ha pensado que el trabajo de resistencia no se debía ejercitar hasta los 10-12 años. En estudios posteriores se ha defendido que la resistencia es entrenable desde los 8 años y que con un trabajo adecuado se puede incrementar hasta el 50% la capacidad aeróbica del niño. En mi opinión desde los 8 años hasta los 12 años se puede realizar un trabajo de resistencia a través de métodos lúdicos, con especial atención a que este trabajo no incida negativamente en su desarrollo y sin descuidar otras cualidades básicas en las que el niño está en una edad sensible como flexibilidad y velocidad. Entre los 13 y los 16 años se puede comenzar un trabajo de entrenamiento sistematizado con especial atención en el estado de crecimiento del niño. Un trabajo excesivo podría limitar su crecimiento. Desde los 17 años podríamos decir que comienza la etapa de rendimiento que podría mantenerse hasta los 30 años aproximadamente.
J. RIUS. Depende mucho de cada tipo de deporte, en función de la complejidad y de la edad de acceso al rendimiento. En cierta literatura y en proyectos oficiales de promoción deportiva se establecen etapas generales de formación deportiva en función de la edad del sujeto, pero esto es un gran error puesto que las etapas de formación de un nadador y de un corredor de maratón tienen muy poco que ver. Se puede iniciar al medio fondo a los 15 años y llegar a ser campeón olímpico (Cacho, por ejemplo) y en natación a los 15 años se puede estar en alto rendimiento en categorías juveniles. En deportes como el esquí de fondo requiere, como la natación, esquiar perfectamente a edad muy temprana, pero el alto rendimiento es más tardío. En este sentido recomiendo las etapas que señalan los alemanes Martin, Rost y otros en la metodología del entrenamiento infantil y juvenil (Paidotribo, 2004) que son: formación general de base, entrenamiento de base, entrenamiento de formación, entrenamiento de conexión y de alto rendimiento.
R. CEJUELA. Hay cualidades con mayor índice de mejora en determinadas etapas del crecimiento del ser humano. La capacidad de aprendizaje global del ser humano se va reduciendo de manera lineal a medida que vamos cumpliendo años, siendo mucho más capaces de aprender determinados gestos técnicos complejos y sensibles en edades tempranas. Por ello, si el deporte presenta una alta necesidad técnica, compleja de aprender y además en un medio diferente al terrestre, por ejemplo la natación, sí se puede aprender y desarrollar la técnica en edades tempranas. También el aprendizaje técnico de los movimientos de halterofilia (cargada y arrancada) es muy importante realizarlo en edades tempranas para su posterior desarrollo, ya que son movimientos complejos y que necesitan coordinación elevada, así como amplio rom de movimiento. Un factor limitante del rendimiento en los deportes aeróbicos es el consumo de oxígeno máximo que pueda desarrollar un deportista. En la edad morfológica de desarrollo cercana al pico máximo de crecimiento, pre y posterior al mismo, de manera individual, es un periodo muy óptimo para su desarrollo e incremento en su valor absoluto (L/min). El pico máximo de crecimiento se suele producir de forma más prematura en chicas (13-17 años) que en chicos (15-20 años). Conocer estos condicionantes cognitivos y fisiológicos es fundamental para poder optimizar el proceso de entrenamiento de manera que el deportista pueda manifestar en un futuro su “posible máximo rendimiento deportivo en un deporte de resistencia aeróbica”, siempre y cuando entrene la necesaria carga de entrenamiento que necesite de manera individual.
¿Qué diferencias podemos encontrar en la clasificación de estas etapas?
LL. SOLBES. Durante el crecimiento del deportista en cada deporte existirá la posibilidad de incidir en un mayor porcentaje en unas capacidades y a través de métodos distintos. También a nivel de capacidades coordinativas se plantearan tareas más o menos exigentes dependiendo las características individuales del joven. Pero según mi opinión, debe ser la madurez del niño, su facilidad de aprendizaje, su capacidad de soportar las cargas de entrenamiento con alegría… lo que vaya marcando en qué etapa se encuentra y los tiempos que debe permanecer en cada una de ellas.
A. ARTILES. En natación las etapas están bien definidas. Las diferentes federaciones protegen a los nadadores con un programa de pruebas adaptadas a sus necesidades en cada etapa para alcanzar generalmente los óptimos resultados entre los 20-22 años en categoría masculina y a los 17-18 en la femenina, aunque también es cierto que en los últimos tiempos el margen ha aumentado con diferencias notables entre pruebas. En el triatlón de larga distancia (Ironman) los mejores resultados se sitúan en una edad más avanzada, que supera los 30 años, aunque en la actualidad son cada vez más los atletas más jóvenes los que obtienen mejores prestaciones
R. DE LA FUENTE. Centrándome en mi deporte que es el triatlón, el trabajo de las diferentes capacidades se ha dividido en los diferentes deportes. En las edades tempranas hasta los 12 años se prefiere trabajar la base aeróbica en el agua, ya que este deporte es menos lesivo y requiere más horas para su dominio. El trabajo de carrera y ciclismo se centrará sobre todo en el dominio de la técnica. Desde los 15 años suele ser una buena etapa para centrarse en el trabajo de carrera sin descuidar el de natación. En torno a los 18 ó 20 años y con la importancia que está empezando a coger el ciclismo en el triatlón de élite, puede ser un buen momento para centrarse específicamente en la mejora del ciclismo.
J. RIUS. Cada etapa durará más en función de la edad de entrar en el entrenamiento general de base (primera fase de especialización) y la edad de entrada al alto rendimiento. Este diseño requiere un análisis previo de los factores que determinan el rendimiento puesto que no todos tienen un mismo tempo. Por ejemplo las tres pruebas de triatlón y la marcha atlética son las cuatro muy similares desde el punto de vista de la exigencia metabólica, pero muy diferentes desde la perspectiva coordinativa. Esto significa que la fase de entrenamiento de base debe ser muy precoz en natación, en ciclismo y en la marcha atlética quizás un poco más tardía pero a los 10 años deberían emplear una técnica perfecta derivada de un trabajo técnico muy específico. En carrera si el sujeto no ha adquirido defectos durante el crecimiento podrá “tecnificar su zancada” en cualquier momento. Pero desde el punto de la intervención sobre los aspectos metabólicos y condicionales las etapas pueden ser más coincidentes en las cuatro especialidades.
R. CEJUELA. La natación presenta una necesidad de aprendizaje técnico complejo anterior al atletismo y al ciclismo, por el medio donde se desarrolla, el agua. En función de las especialidades, el VO2max será un factor de rendimiento limitante en esos deportes, que hay que desarrollar en el momento cercano al pico máximo de crecimiento, para ayudar a que cada deportista pueda expresar en un futuro máximo rendimiento la máxima capacidad del mismo.
¿Cuál sería la etapa o edad a partir de la cual habría que comenzar con la especialización deportiva en los niños con claros objetivos de rendimiento?
LL. SOLBES. A partir de los 16-17 años ya es un buen momento para definir si el atleta tiene unas condiciones para las carreras de medio fondo y fondo. También es un momento idóneo para ir introduciendo trabajos y métodos de entrenamiento que permitan mejoras más específicas en su rendimiento.
A. ARTILES. En mi opinión, la especialización debería se progresiva e iniciarse en fases tempranas, primero en la técnica, segundo en una orientación básica del nadador (fondista, velocista, o mediofondista) y por último en una prueba en concreto y que a mi parecer debería coincidir en natación con los 16-17 años en categoría femenina y con los 18 en la masculina, edades que coinciden con la etapa preparatoria “para vencer”, periodo donde la especialización del nadador alcanza su mayor énfasis, en donde los objetivos deben ser totalmente individualizados y la intensidad del entrenamiento mayor.
R. DE LA FUENTE. Hablar de una edad concreta siempre será complicada, pues lo primero que hay que atender es al estado de desarrollo del niño. Creo que la especialización deportiva se puede comenzar desde los 13 años, quizás a esta edad hablar de objetivos de rendimiento no me gusta y prefiero hablar de objetivos a largo plazo y de un entrenamiento sistematico orientado al alto rendimiento a largo plazo.
J. RIUS. Creo que queda parcialmente respondido en la respuesta anterior. Estamos en un problema terminológico, especializar no significa “exclusivizar”. Si no se aprende a nadar o a patinar antes de los 8 años difícilmente podrá desarrollar toda su capacidad potencial, pero pese a esta especialización temprana, las necesidades de formación vendrán determinadas por la edad biológica con independencia del deporte que se practica. Algo muy diferente es la especialización exclusiva temprana, algo que ocurre en el atletismo (no conozco lo suficiente la natación o el ciclismo para opinar) donde se está especializando en exclusiva a muchos menores en carreras de fondo pero centrándose en las variables metabólicas (totalmente a la inversa de lo óptimo) olvidándose de la técnica, reactividad del pie, velocidad… Tras analizar filmaciones de muchos campeonatos la conclusión es que una gran mayoría corren muy mal.
R. CEJUELA. Si hablamos de natación, podemos observar cómo el rendimiento deportivo se produce en edades más jóvenes: 18-22 años. Son pruebas en la mayoría donde se compite en velocidad de consumo de oxígeno máximo, y como vemos, se desarrollan posteriores pero no muy alejadas del pico máximo de crecimiento en chicos. En pruebas más cortas, de más implicación anaeróbica, vemos que el rendimiento de los nadadores se da en edades un poco más elevadas. Así que teniendo en cuenta que el rendimiento deportivo en especialidades aeróbicas se puede ir mejorando de forma progresiva durante 10 años de entrenamiento sistemático, y teniendo en cuenta la necesidad de entrenamiento técnico temprano en natación, los 15-16 años en chicos y un poco antes en chicas (14-15 años), como tarde, deberían marcar la especialización deportiva en natación. En pruebas de más larga duración (30’, 1h, 2h), que pueden darse en carrera a pie o triatlón de corta distancia, la edad de rendimiento máxima es mucho más elevada, 24-34 años; lo cual indica que los deportistas además de entrenar y desarrollar la técnica y el VO2max, necesitan desarrollar otros aspectos como son los umbrales ventilatorios y la eficiencia energética de movimiento. Para ello se requieren muchas más horas de entrenamiento a intensidades sub-máximas. Así pues, partir de los 18-19 años sería una buena edad para comenzar la especialización en chicos y un poco antes en chicas (16-17). En deportes de más larga duración, como el ciclismo en ruta o las carreras de ultra fondo, la especialización podría ser de comienzo un poco más tardío, como uno o dos años.
¿Qué tipo de test utilizas, y a qué edades, para determinar el potencial de un deportista en formación?
LL. SOLBES. Hasta que no cumplen 16-17 años es muy difícil determinar el verdadero potencial de un deportista. Valorar a estas edades (menores de 16 años) su capacidad de ejecutar una tarea con un gran nivel de rendimiento no nos va aportar más cosas de las que ya sabemos (y que se pueden explicar por un desarrollo temprano…). El objetivo de los test que vamos a utilizar entre los 13 y 16 años deben ir dirigidos a evaluar e identificar qué cantidad de esfuerzos físicos es capaz de soportar el niño/a sin que afecte a su salud y que anime al deportista a seguir entrenando más fuerte. Los test que utilizo están limitados al control de los efectos de las distintas cargas de entrenamiento. Juegos, tareas de aprendizaje, densidad de los mismos… se recogen en un diario de fatiga en el que se observan las ganas que tienen, sus relaciones con los compañeros, si han disfrutado…, además de valoraciones relacionadas con la fatiga. Para mí que un niño/a sea capaz de disfrutar, de hacerlo en distintas condiciones… es un talento enorme y es lo que más me interesa. Ya que en deportes de resistencia la capacidad de trabajar, la actitud, la perseverancia son la clave para convertir ese potencial en realidad. A partir de los 16-17 años, pruebas que nos ofrezcan información sobre las capacidades físico condicionales (capacidad de rendimiento aeróbico, anaerobio, fuerza…).
A. ARTILES. Registro de parámetros antropométricos como la talla, el peso, la envergadura, longitud de las manos, pies y extremidades. En la piscina nivel de técnica, flotación, deslizamiento y eficiencia mecánica. Los datos antropométricos básicos se registran al menos una vez cada 6 meses y el trabajo y perfeccionamiento de la técnica es constante en todas las etapas. La evolución de los resultados frente al entrenamiento que se aplique. Como ejemplos de test, en la etapa de entrenamiento básico: abdominales en 60’’, nado continuo en 1.500m, deslizamiento horizontal, planillas de observación técnica; en la etapa de especialización: test de 2.000m y de 30’ para determinar los ritmos de entrenamiento; relación LC/FC, filmación en vídeo, test de 7x200m progresivo, competición; etapa de rendimiento: test de lactato, trabajo del ritmo de prueba, test de 3.000m, competición. Pienso que la detección de talentos pretende ganar tiempo a la preparación del deportista. Utilizar pruebas para detectar el talento en fases tardías de la planificación a largo plazo hace perder eficacia al motivo de la detección.
R. DE LA FUENTE. En la actualidad podemos encontrar diferentes test para determinar el potencial de un deportista. Creo que la clave es una combinación de varios. Actualmente en natación suelo utilizar test de 100m y 1000m para los menores de 14 años y 7x200m y de 30 minutos para los mayores. En carrera utilizo el test de 400m y 1000m para los pequeños y el test de Universidad de Montreal para los mayores. Y en ciclismo para pequeños test de habilidad y para los mayores del test de 20 minutos. Además de estos test me suelo apoyar en test antropométricos, psicológicos y en la observación del deportista en su día a día.
J. RIUS. Durante los más de 20 años en que me dediqué a entrenar a atletas y dirigir la escuela de atletismo, participé (en alguno como director de mi zona) en diferentes proyectos de formación y tecnificación de atletismo organizados y financiados por la federación y diferentes estamentos públicos. Igualmente asistí a diferentes concentraciones federativas de menores. En todos los proyectos y en todas las concentraciones se exigían pasar muchas baterías de test de las que desconozco lo que se hizo con los datos. Eran test que en su mayor parte servían para justificar la actividad y como mucho para establecer percentiles por edad. Los test condicionales en estas edades dicen muy poco al no poder aislar la variable crecimiento. Al final el mejor test era el ojo clínico y la evolución de las marcas en las competiciones. Considero importantes otro tipo de test. Los primeros generales relativos a habilidades básicas donde detectar eficacia motriz y actitudes que supongan riesgo de lesión. Los segundos específicos de cada especialidad deportiva donde se mida el proceso de aprendizaje, tanto de los gestos específicos del deporte como de los ejercicios que se deberán emplear en el entrenamiento (halterofilia, multisaltos, multilanzamientos, estiramientos). Con este objetivo, en el libro “Metodología y técnicas de atletismo” (Paidotribo) que publiqué en 2005, propongo diferentes test-evaluaciones cualitativas por edad y prueba de “actividades clave”.
R. CEJUELA. En natación, el índice de eficacia que propone Rodríguez Solano en 2005, donde aúna el estudio de diferentes parámetros antropométricos (altura y longitud de segmentos corporales) en relación al tiempo empleado en la prueba. Este análisis permite conocer en relación a otros nadadores, el nivel exacto de forma física en cualquier momento de la temporada y el porcentaje teórico que aún puede mejorar su marca el nadador. Es un buen método de análisis debido a su rapidez y accesibilidad a todos los entrenadores. El primer criterio de valoración es dividir la distancia de la prueba entre la talla de cada nadador; así conoceremos, en función de la talla, el número de veces que tendría que recorrer el nadador/a la longitud de su cuerpo sobre una misma distancia de prueba igual para todos. En una misma prueba, a mayor altura del nadador, proporcionalmente debe recorrer menor distancia, por tanto, debe desempeñar menor esfuerzo que nadadores más bajos, y tiene más ventaja. Por ello, el segundo criterio de valoración consiste en dividir el tiempo de la prueba entre el número de veces que el nadador tiene que recorrer su cuerpo. El cociente de esta operación nos indica el Índice de Eficacia, el cual, cuanto más próximo a 0 indica mayor eficacia. La eficacia del nadador es la capacidad de nadar distancias en relación al propio cuerpo cada vez a menor tiempo. Es decir, si un nadador recorre una distancia equivalente a 15 veces su cuerpo en 15 segundos, y después de varias sesiones de entrenamiento es capaz de recorrer esa misma distancia en 14 segundos, ha mejorado su eficacia.
Para deportes donde pueda medir de forma directa el consumo de oxígeno máximo, cualquier test específico donde lo mida, sobre una edad de 16-18 años, en valor absoluto (litros/ minuto), para saber la capacidad aeróbica del deportista. También es importante determinar la edad morfológica de los deportistas, independientemente de la edad cronológica, para conocer su nivel desarrollo físico.
¿En qué momentos del proceso de formación sería interesante realizar análisis antropométricos?
LL. SOLBES. Como entrenador de atletas nunca he utilizado los datos obtenidos en las evaluaciones morfológicas para buscar un perfil de referencia, un somatotipo característico que sirva para la detección de talentos. Sí que considero muy útiles estudios que nos permitas obtener de forma fiable el estado de desarrollo y maduración del niño/a, sobre todo si tenemos fundadas sospechas de peculiaridades en el desarrollo. Según mi opinión, al inicio de la pubertad es donde se producen variaciones muy considerables entre la edad cronológica y la biológica. Es muy interesante poder determinar la edad biológica y la dinámica de desarrollo: altura corporal, velocidad de crecimiento, estado clínico de madurez (según Tanner), estado de la osificación del esqueleto (edad de los huesos), el estado de la dentadura lo utilizaran los médicos para determinar la edad biológica de forma más exacta.
A. ARTILES. Especialmente en las primeras etapas: “fundamentos”, “aprender a entrenar” y “entrenar”.
R. DE LA FUENTE. Creo que los análisis antropométricos especialmente en etapas de crecimiento son claves. Existen muchos deportes donde vemos que los deportistas de éxito tienen unas características antropométricas específicas, a pesar de que siempre hay excepciones. Pero estos análisis nos pueden orientar a si un deportista es talentoso o no para una determinada especialidad. Aconsejo que estos análisis se hagan por un especialista al menos una vez al año y en las etapas de crecimiento si es posible al menos cada 6 meses coincidiendo en el periodo de pretemporada y en el periodo de competición.
J. RIUS. Para estos deportes, considero que los análisis antropométricos serían útiles para detectar alteraciones de crecimiento más que para detectar el talento. A diferencia de los antiguos países del Este donde se podía elegir a los mejores, aquí hemos de jugar con lo que nos llega. Considero que es mucho más importante que hacer predicciones de talla, detectar desequilibrios posturales, acortamientos musculares etc. Asimismo análisis funcionales en movimientos básicos para detectar carencias coordinativas básicas en la forma de andar, correr, en el salto y recepción o en el cambio de dirección. Estas valoraciones deberían hacerse al principio y final de cada temporada.
R. CEJUELA. Siempre. Lo primero es ir midiendo de forma sistemática y de igual manera (metodología ISAK), los parámetros antropométricos. Por orden de importancia, altura de pie y talla sentado cada dos meses; para conocer el tamaño del tronco y de las piernas por separado. También el tamaño de la mano, del pie y la envergadura. De igual modo calcular la edad morfológica. A partir de los 11-12 años.
¿Y pruebas fisiológicas?
LL. SOLBES. A partir de las categorías sub-18 cualquier test que nos permita conocer de forma directa los umbrales, VO2max, zonas de trabajo… son muy interesantes ya que con ellos podemos valorar el estado del deportista, su mejora respecto al anterior test y también ver las posibilidades reales en el futuro. Nosotros solemos hacer dos pruebas de esfuerzo con análisis de gases al año y también solemos hacer distintos test para conocer el perfil láctico ante cargas incrementales con las que obtenemos un perfil Láctico durante todo el año. Lo que creo que es interesante es correlacionar siempre esas pruebas fisiológicas con otras vinculadas a su salud, a la progresión de otras capacidades (fuerza, velocidad…) que nos vaya confirmando que la progresión del joven ante entrenamientos de residencia no está afectando negativamente a otros factores que serán determinantes en el futuro rendimiento del atleta.
A. ARTILES. Fundamentalmente en las etapas de preparación para competir y en la etapa para vencer, aunque también en menor medida en el periodo para entrenar.
R. DE LA FUENTE. Por supuesto que no podemos prescindir de pruebas fisiológicas. Estas pruebas son válidas para determinar el estado inicial del deportista, establecer sus zonas de entrenamiento y ver su progresión. En la actualizad una de las que más fácil acceso tenemos son las pruebas de esfuerzo en tapiz rodante o en bicicleta, de donde podemos obtener consumo de oxígeno, cinética del lactato y umbrales de entrenamiento.
J. RIUS. Cómo indicadores de salud cada año, pero como indicadores de capacidad potencial de rendimiento a partir de la adolescencia.
R. CEJUELA. A partir de los 14-15 años, evaluaciones directas de consumo de oxígeno máximo.
¿Hasta qué punto estos datos son válidos para detectar un “talento deportivo”?
LL. SOLBES. Personalmente no he utilizado ningún tipo de test para detectar un talento deportivo. Mi experiencia personal se ha centrado más en la observación del atleta, ver su entrenabilidad (su grado de adaptación a las cargas de entrenamiento), y observar sus respuestas a las cargas de entrenamiento. En la resistencia la dotación genética es una condición sine qua non, pero creo que la simplicidad de la carrera a pie nos da mucha información sobre la calidad de los niños y es relativamente sencillo detectar un “talento deportivo”. Habría que centrarse en valorar las razones por las que es capaz de conseguir estas prestaciones.
A. ARTILES. Son datos útiles y sencillos de aplicar, con escaso o nulo coste, que son muy fiables para todos aquellos entrenadores, técnicos deportivos, que les permiten conocer de forma clara y concisa una valoración específica de su actividad deportiva. Controlar los progresos de un deportista, atender al proceso de crecimiento, e incluso posibles intervenciones dietético-nutricionales a tener en cuenta.
R. DE LA FUENTE. Todos estos datos nos valen de apoyo, pero creo que los técnicos deportivos tienen un gran peso en la detección de talentos. Habitualmente cuando hacemos test a un posible talento, alguien ya ha dicho que ese chico puede valer; lo que podríamos llamar “ojeador”. Por otra parte, seguro que todos tenemos en mente a algún deportista talentoso que se perdió por falta de actitud, apoyo familiar o por no disponer de los medios de entrenamiento necesarios, tanto materiales como humanos. Los test de campo, antropométricos, fisiológicos se deben complementar con test psicológicos, sociológicos y con la observación de los profesionales.
J. RIUS. Creo que los tests convencionales valen de poco, en deportes de resistencia. Los resultados en las competiciones son indicadores equivalentes. No obstante considero sí tienen mucha importancia las valoraciones dirigidas a detectar puntos de riesgo de lesión o limitantes, así como los de capacidad y evolución del aprendizaje de la técnica. Los tests que sí serían significativos serían los de” actitud” del joven frente a las exigencias del proceso, es decir, si tienen “cabeza” para afrontarlo.
R. CEJUELA. La antropometría y el consumo de oxígeno máximo son valores limitantes del rendimiento deportivo en especialidades de resistencia. La antropometría no es entrenable en las medidas de longitudes y alturas, pero sí modificable en cuanto a masas grasa y muscular. El consumo de oxígeno máximo es entrenable (en valor absoluto) en mayor medida en el periodo relativamente cercano antes y después del pico máximo de crecimiento individual de cada deportista. El resto de factores del rendimiento en deportes de resistencia son muy entrenables (técnica, umbrales ventilatorios y eficiencia energética).
¿Cuáles son los factores limitantes y determinantes en cada deporte?
LL. SOLBES. Evidentemente las condiciones genéticas marcan la realidad en los deportes de resistencia. Donde sí que podemos actuar y debemos prestar mucha atención es en valorar la competición y los resultados obtenidos en ellas por parte de dichos atletas jóvenes con talento. En la carrera a pie no creo que se tenga que buscar un factor determinante, creo que hay un abanico de factores que forman a un atleta de élite (producción de energía por las distintas vías energéticas, capacidad de los depósitos, economía de carrera, parámetros bioquímicos…). Pero también hay que tener en cuenta cómo soporta la carga psíquica el joven y cómo afecta a su salud un entrenamiento (conocer cuál es el volumen y la intensidad adecuada para seguir con la progresión adecuada). Y en muchas ocasiones factores sociales y el entorno tienen una influencia capital.
A. ARTILES. En deportes de resistencia la cilindrada del motor humano viene definida por su capacidad de consumir el mayor volumen posible de oxígeno durante esfuerzos máximos. La natación, especialmente en aguas abiertas, el triatlón de larga duración y las carreras de fondo en atletismo son actividades que precisan de un elevado volumen de trabajo y que requiere una importante aptitud de trabajo del deportista, además de una adecuada capacidad de recuperación entre sesiones de entrenamiento. Centrándome en la natación: el consumo máximo de oxígeno; la facilidad para fluir en el agua; la habilidad para desplazarse por el medio acuático sin esfuerzo aparente; la capacidad de nadar a muy altas intensidades durante el mayor tiempo posible sin entrar en acidosis láctica (poco gasto a altas velocidades); capacidades aeróbicas y anaeróbicas elevadas, especialmente en las pruebas de medio fondo; aptitud de concentración y la facilidad necesaria para mantenerla durante un tiempo prolongado; resistencia a la fatiga y a la tensión.
R. DE LA FUENTE. En el triatlón está claro que el factor más limitante para un deportista es la natación, el no tener una técnica correcta hace disminuir la velocidad de nado y aumentar el gasto energético, lo que ya sitúa al deportista en desventaja para el resto de la competición. En el ciclismo del triatlón creo que otro factor limitante puede ser la técnica de conducción y el miedo a las caídas. En los triatlones son habituales las caídas, al ser distancias cortas la velocidad aumenta y esto mezclado con recorridos urbanos y no tener la experiencia de un ciclista hace que a pesar de tener un buen rendimiento en ciclismo no se pueda estar en los puestos destacados.
J. RIUS. En deportes de resistencia parece que el VO2max es limitante dado el poco grado de mejora que permite el entrenamiento. El porcentaje de fibras rojas, pero en los tests incruentos y fáciles de hacer en la pista como el protocolo de Bosco, no son fiables para menores de 14 años. Quizás por deformación profesional creo que hoy el elemento más limitante es no entrenar bien a los jóvenes que apuntan talento. No siempre se sigue un proceso de formación y/o un proceso de transición hacia el rendimiento adecuado. En deportes como el atletismo, y en mayor medida en las pruebas en las que los factores condicionales son muy determinantes, se observa que muchos jóvenes talentos emplean una técnica muy poco adecuada que será limitante del rendimiento. En carreras de fondo, por ejemplo el impacto de talón, en las de velocidad las rotaciones de cadera y la eversión del pie, son actitudes limitantes presentes en muchos jóvenes que se automatizan.
R. CEJUELA. En natación son limitantes la técnica y antropometría, y determinantes el VO2máx. En ciclismo y carrera a pie (fondo), son limitantes el VO2máx y la antropometría, y determinantes los umbrales ventilatorios y la eficiencia energética. En triatlón son limitantes la técnica (natación), la antropometría y el VO2max., y determinantes los umbrales ventilatorios y la eficiencia energética.
En deportistas en edad de formación, a la hora de determinar las cargas de entrenamiento, ¿cuáles son los principales factores a considerar?
LL. SOLBES. Controlar de forma exhaustiva que las cargas de entrenamiento no produzcan una fatiga excesiva y que estamos alejados del sobreentrenamiento. También considero importante que cuando se valora el rendimiento aeróbico y anaeróbico no exista una gran desviación de la técnica de carrera (ritmo, eficacia) respecto a la observación sin fatiga. Se pueden controlar el estado nutricional (peso, proporciones) y ver los efectos en el organismo de las cargas de entrenamiento. Observar que se mantienen rangos de movilidad normal, una compensación muscular de los miembros inferiores, que las articulaciones tienen su función intacta.
A. ARTILES. La edad de comienzo de la actividad, el sexo del deportista en cuestión, el nivel del deportista, la edad cronológica y la edad biológica, las fases aceleradas de crecimiento, las edades de osificación de los diferentes huesos del esqueleto, la evolución de los caracteres sexuales primarios y secundarios, las normas de adaptación del organismo a la carga física, el comienzo de la menarquia, la salud del deportista, las fases sensibles del incremento de las aptitudes físicas, los intereses y acicates para la práctica del deporte elegido, el potencial genético.
R. DE LA FUENTE. En los deportistas en formación en muchos casos las cargas de entrenamiento nos vienen limitadas por los días y horas de entrenamiento fijados por el club, con periodos vacacionales que no se entrena o entrenamientos limitados por el tiempo. Si logramos que este problema no nos afecte, en la literatura tenemos varias orientaciones y recomendaciones del volumen e intensidad que debemos utilizar en cada deporte en edades de formación. En este caso, yo una vez más creo que la labor del técnico deportivo es fundamental, debe conocer las orientaciones teóricas, el contexto donde desarrollará su labor, las características de los deportistas y por supuesto los objetivos de formación de su club. Si éstos son orientados a la recreación, al rendimiento, a la salud o una conjunción de varios.
J. RIUS. La edad y el rendimiento en competición o en test condicionales no es un indicador de la carga que el joven deportista puede alcanzar. Atletas que acceden a un centro de rendimiento después de conseguir grandes resultados de cadetes o juveniles se estancan y lesionan por entrenarlos en función de la edad y de las maras obtenidas. En edades menores se confunde conseguir muy buenas marcas con disponer de capacidad para soportar las cargas que es capaz de soportar un adulto con marcas similares. Un juvenil capaz de correr en menos de 3’50” los 1500 m.l. no puede soportar las mismas cargas que un corredor de 27 años con marcas similares. En atletismo estos errores son demasiado frecuentes. La edad biológica, las características técnicas y condicionales del sujeto y el tipo de deporte (a qué edad se espera acceder al máximo rendimiento) determinarán las cargas. Debemos tener presente tanto las fases sensibles como el principio de la progresión para cada capacidad: si un corredor a los 16 años hace 100 km semanales ¿Cuántos deberá realizar a los 30 si se quiere respetar el principio de progresión?
R. CEJUELA. La asimilación de la carga de entrenamiento para que se produzcan las adaptaciones programadas de cada cualidad que quieras entrenar (técnica, táctica, fuerza, VO2máx, umbrales o eficiencia). Igual que en cualquier deportista. La carga de entrenamiento provoca una fatiga que hay que controlar, para después del tiempo de recuperación se dé la supercompensación (al final del microciclo) y la adaptación al final del mesociclo (de forma general expresada).
¿Cuál es la labor que deben realizar las escuelas deportivas respecto a la detección de talentos?
LL. SOLBES. Según mi opinión su labor debe centrarse en dos puntos para mejorar este proceso: 1) Realizar campañas activas, buscar el talento en centros educativos, organizar actividades que puedan atraer a niños y niñas; 2) Ofrecer los estímulos adecuados a aquellos talentos que ya se encuentran entrenando en las escuelas.
A. ARTILES. Promoción del deporte de competición. Búsqueda de los recursos necesarios para estimular las aptitudes propias de cada deportista. Encauzar al deportista hacia aquellas actividades en las que pueda encontrar vías de desarrollo especialmente adecuadas para sus cualidades. Selección básica, a través de la observación y la ejecución de test de campo básicos. Responsabilidad para actuar sobre el desarrollo sobre las fases sensibles. Contratación de profesionales cualificados para reconocer y desarrollar talentos. Las escuelas deberían estar colegiadas. Por último y quizá el más importante, el seguimiento del proceso de entrenamiento adaptado al desarrollo biológico individual.
R. DE LA FUENTE. Las escuelas deportivas son la base en la captación de talentos, son las que promocionan el deporte y las que acercan a nuevos deportistas. Son los primeros en prever que un deportista puede ser talentoso. Es habitual que las federaciones dispongan de programas de captación y desarrollo de talentos, pero la realidad es que estos programas están dirigidos, en la mayoría de los casos, a los integrantes de los clubes y sus escuelas deportivas. Lo ideal es que exista una coordinación entre esas escuelas y sus técnicos, con los técnicos de las federaciones.
J. RIUS. Hacer evaluaciones cualitativas del progreso, es decir, habilidades generales, técnicas específicas del deporte. Poner en su sitio a los padres. No valorar al entrenador por los resultados en competición, buscará el rendimiento a corto plazo y olvidará mirar para el futuro. Pero lo más importantes es formar especialistas en entrenamiento infantil que sean capaces de dirigir y dar programas adecuados a los entrenadores de menores y velar por el seguimiento del proceso.
R. CEJUELA. Enseñar técnica y táctica. Enseñar a perder y a ganar. Enseñar a entrenar.
¿Y los centros de tecnificación? ¿Son realmente “útiles”?
LL. SOLBES. En el mundo del atletismo se han mostrado muy poco útiles. Creo que no se ha sabido leer las necesidades reales del atletismo en la actualidad. Estudiar la realidad de cada núcleo de entrenamiento y ver cuáles son sus carencias y sus puntos fuertes, posiblemente sea más efectivo, y no hace falta sacar a los jóvenes de su entorno familiar. Solo en el caso de que el entorno no sea el adecuado habría que estudiar la posibilidad de ubicar al atleta en un centro de tecnificación.
A. ARTILES. Personalmente me parecen muy positivos y beneficiosos. Son un nexo de unión entre el deporte base y el de alto nivel, necesarios en mi opinión para detectar y preparar deportistas con opciones de alcanzar la excelencia y que se puedan incorporar en el futuro con garantías a los equipos nacionales. Éstos les ofrecen los medios de preparación necesarios y el seguimiento en el tiempo oportuno y que en la mayoría de los casos carecen y no les pueden ofrecer sus clubes o equipos de procedencia, lo que les permite además impulsar su preparación y lograr en mayor medida sus objetivos de alto nivel, apoyándose en instalaciones óptimas, entrenadores cualificados y la implicación de instituciones y entidades.
R. DE LA FUENTE. En la actualidad dirijo un centro de tecnificación, nuestra filosofía de trabajo es desarrollar los posibles deportistas talentosos captados a través de los clubes y de los técnicos de la federación. Se trata de dotar a estos deportistas de los medios que no disponen: instalaciones adecuadas, grupo de entrenamiento de su nivel, técnicos con suficiente experiencia, estudios adaptados para compatibilizarlos con su nivel de entrenamiento. Estos centros deben dirigir su trabajo a facilitar al deportista talentoso medios para su desarrollo, con esto introduzco otra cuestión. Hay un debate en la sociedad si en los centros de tecnificación están los mejores o no. Conocemos clubes con buenas instalaciones, buenos técnicos y muchos recursos. Quizás en estos casos para algunos deportistas no sea interesante su integración en un centro de tecnificación puesto que ya tienen esos recursos. Pero como sabemos, estos clubes no son la mayoría, por lo que los centros de tecnificación son un valor y apoyo en el desarrollo de talentos.
J. RIUS. No me atrevo a generalizar, supongo que depende de cada caso, lo que sí que considero imprescindible es que en el proceso de formación de los jóvenes talentos debe haber un seguimiento de un equipo pluridisciplinar que trabaje con los entrenadores.
R. CEJUELA. Si hay buenos clubes desarrollados, con recursos económicos y materiales, con entrenadores cualificados, es el mejor sistema de desarrollo de talentos que podría tener España. Podemos ver como ejemplo el fútbol o el baloncesto. Las federaciones deportivas autonómicas deberían apoyar al desarrollo del talento (deportistas) en el club donde entrenen estos deportistas. Y el CSD, a través de las federaciones deportivas nacionales, debería apoyar a los deportistas con talento en alto rendimiento y formar las selecciones nacionales para ir a competir a nivel internacional.