Manual de rescate de accidentados en instalaciones acuáticas

Por Patricia Buedo Martínez

 

RESUMEN

El socorrismo en un medio acuático se desarrolla en un espacio donde conviven personas, de manera que, como toda convivencia, surgen problemas de conducta entre usuarios, accidentes, etc. de ahí la importancia de estar preparados para cualquier situación, manejando las técnicas de primeros auxilios a la perfección, así como estar dotados de una formación y habilidades sociales que transmitan seguridad y confianza a cualquier persona necesitada de ayuda y colaboración.

 

INTRODUCCIÓN

Una labor de los socorristas será acompañar y dar apoyo e información ante situaciones de emergencia, de ahí que la adquisición de habilidades sociales sea un aspecto fundamental a trabajar antes de cualquier tipo de intervención (escucha activa, empatía, evitar paternalismos, etc.).
La comunicación verbal es muy importante, así como la comunicación verbal. Debemos utilizar un lenguaje apropiado y adaptado al receptor.
La comunicación será diferente según el nivel de consciencia del accidentado (ante una víctima inconsciente solo queda la intervención inmediata), si la victima esta consciente le puede hacer preguntas sencillas (nombre, edad, donde se encuentra, entre otras).
La coordinación será fundamental en los equipos de trabajo entre los diferentes equipos multidisciplinares (sanitarios, socorristas, forenses, etc.). Así como el apoyo, acompañamiento y el mensaje a trasmitir durante la intervención (seguridad, prevención y protección).

 

VIGILANCIA, SEGURIDAD Y PROTECCIÓN

Durante toda su jornada laboral, el socorrista debe tener controlado, manteniendo la seguridad de todas las personas instaladas en el recinto acuático (visibilizando las habilidades sociales adquiridas de control y seguridad del accidentado).
Ante cualquier tipo de incidente, lo primero que debe comprobar el socorrista es el estado en el que se encuentra la víctima.
Si la victima está inconsciente, se basa en el simple agarre del método de remolque, bien apoyándonos en material auxiliar (churros, aros salvavidas, flopi, tubo de rescate, etc.) o sin material (técnicas de control de remolque de espaldas, de cabeza o agarrados al socorrista). Todo dependerá de si la víctima se encuentra agitada (se recomienda la utilización de material auxiliar) o con técnicas de remolque y extracción.
En cualquier situación de accidente, la conducta a seguir para salvar a personas conscientes debe ser la siguiente (Olmedo, J. 2015):
1. Alcanzar a la víctima lo más rápido posible.
2. Situarnos cerca, sin establecer contacto físico e intentar tranquilizarle, hablándole y procurando manejar la situación. En caso, de no poder evitar establecer contacto debemos colarnos a espalda de la víctima, evitando que nos ahogue a nosotros con la persona accidentada. NUNCA debemos dañar, herir o golpear al accidentado bajo ningún concepto.
En caso, de acercarnos a la víctima y no reaccionar podremos suponer que se encuentra inconsciente.
En ese caso, el socorrista, deberá comprobar inmediatamente el estado de su respiración y circulación. Es importante recordar que durante el protocolo de actuación deberíamos comprobar si la persona tiene pulso, colocar a la víctima en una posición de seguridad (de lado, comprobar que no le sangra orificios naturales como nariz, orejas, etc. comprobar pupilas, etc. siempre teniendo en cuenta que si la víctima presenta alguna lesión en el cuello lo ideal es no moverlo.

 

¿CÓMO ACTUAR EN CASO DE ACCIDENTE?

En primer lugar, apoyándome en material auxiliar (silbatos, etc.), protegeré la zona e indicaré a los usuarios que pueden retirarse y despejar la zona accidentada.
Seguidamente, observaría la mejor manera de llegar hasta la víctima, lo más rápido y eficazmente posible, en este caso, me introduciría en la piscina con material auxiliar (aro, churro o flopi) y nadando a crol, sin introducir la cabeza en el agua (visualizando en todo momento al accidentado y los obstáculos de su alrededor: niños, colchonetas, etc.), intentaría llegar a la víctima lo más rápido posible.
Una vez, compruebo que no está consciente, apoyándome en el material auxiliar, sacaría a la persona del agua y llevaría a cabo el protocolo de actuación requerido (PAS, comprobar circulación y respiración, etc.).
En segundo lugar, daré aviso a las autoridades competentes, en este caso, el 112, con el objetivo de que lleguen a la zona accidentado lo más rápido posible.
Por megafonía avisaré a los usuarios del problema, tomando las medidas oportunas que aseguren la seguridad y protección de los mismos.
Si la gente hace caso omiso de las indicaciones se les aconsejará que abandonen la zona o se desplacen a una zona segura.
Si continúan haciendo caso omiso se cerrará la piscina hasta solucionar el problema, garantizando en todo momento la protección, seguridad y derecho a la intimidad de la víctima.

 

¿QUE MATERIALES PODRÍA UTILIZAR EN INSTALACIONES ACUÁTICAS?
En este supuesto utilizaría los siguientes materiales (Olmedo, J. 2015).

Aro salvavidas:
Rescate de una persona consciente: Al aproximarnos a la víctima, colocamos el salvavidas por delante quedando el mismo entre el socorrista y la víctima, con un tono de voz lo más relajante y motivador posible intentamos animar al accidentado a que se agarre con fuerza al material auxiliar flopi, aro salvavidas o churro), cuando la víctima este bien sujeta al material auxiliar tiraremos de el mismo hasta la orilla. En caso de ser incapaz de ponérselo por el mismo, le ayudaremos y supervisaremos en todo momento para que el material auxiliar quede perfectamente colocado en el cuerpo de la víctima, manteniendo su seguridad y confianza.
Rescate de personas inconsciente sobre la superficie:
Si el accidentado se encuentra en posición de cubito supino, se colocara el salvavidas perpendicular al agua y con el hueco del mismo orientado hacia la persona a rescatar, se agarrará la muñeca del accidentado y se tirará de ella hacia el exterior del salvavidas, a la vez que se gira el cuerpo, colocando el cuerpo de la víctima de tal manera que no le llegue agua a las vías respiratorias. Si nos lo encontramos en boca arriba se le introducirá en el aro, estirándole de los dos manos de manera simultánea, tiraremos de el mismo hacia arriba, con el objetivo que quede colocado en el interior del salvavidas.
Rescate de personas inconscientes en el fondo: Cuando la víctima se ha hundido, dejaremos el salvavidas en la superficie y bucearemos hacia la persona, se cogerá al accidentado por las dos manos por las axilas y una vez en la superficie, le colocaremos correctamente el material auxiliar.

 

Tubo de rescate o Flopi:

Víctima inconsciente: Al aproximarnos apoyamos las dos manos en el tubo hundiéndolo y colocándolo debajo de la espalda del accidentado. Le daremos la vuelta para despejar las vías respiratorias y le colocaremos el material auxiliar.
Víctima consciente: podemos acercarnos por detrás y colocar el flopi entre la víctima y nosotros pasando nuestros brazos por las axilas y sujetándole el material auxiliar.

 

Bolla torpedo o lata de rescate:

Víctima consciente: Una vez situados frente al accidentado y habiendo hablado con él y tranquilizado, se le ofrecerá el asa lateral de la lata para que se agarre, de forma que cuando se agarre, empujaremos la parte por la que estamos agarrados nosotros hacia la orilla, supervisando en todo momento la seguridad y el bienestar de la víctima.
Víctima inconsciente y boca arriba: Acercarnos por detrás y pasar la mano con la lata por debajo de uno de los brazos hasta colocarla en el pecho. La otra mano pasará por debajo del otro brazo y se enganchará al material auxiliar, protegiendo de esta manera al accidentado.

 

POSIBILIDADES DE SITUACIONES DE EMERGENCIA

Como podemos observar en caso de que se tratara de una piscina olímpica podría darse la posibilidad de que socorrista alcanzara a la víctima antes si se tirara de bomba con la cabeza fuera del agua con material auxiliar, visualizando a la víctima y nadando estilo crol, manteniendo toda nuestra atención en el accidentado. Una vez lo hayamos alcanzado regresaremos a la orilla con la víctima y el material auxiliar utilizando los pies de braza o tijera.
La comunicación con el accidentado será lo más pacifica posible, intentando mantener el control, asegurando la calma y el bienestar de la persona a socorrer.
Como podemos observar a nuestro camino no encontramos ningún usuario más en el camino, ni objetos que puedan interrumpir o dificultarnos tanto la llegada como el regreso del accidentado.
En una playa con varias personas, podría darse el caso de que en un momento pudieran interrumpir el paso, por lo que se avisaría con un silbato, indicando que permitan la entrada en el agua, la cual, apoyándonos en material auxiliar será lo más rápida posible.
La comunicación dependerá del estado en el que se encuentre la víctima, de manera que, si esta inconsciente, la comunicación será nula, actuando de inmediato (le colocamos el material auxiliar y regresamos remolcando), si está consciente y tranquila, de manera relajada se intentará mantener una conversación tranquila, intentando evitar posibles miedos, bloqueos e inseguridades provocadas por la situación de ahogamiento, de esta manera, acompañamos a la víctima a la orilla, una vez le hemos asegurado de material auxiliar.
Si está consciente y nerviosa, es importante mantener la distancia de seguridad, a la vez que proporcionamos material auxiliar e intentamos mantener la calma y relajar a la víctima, procurando regresar a la orilla lo antes posible (bien remolcando de él o bien de manera autónoma que regresa apoyándose en material auxiliar).
La temperatura oscilará entre los 17 y 18 grados centígrados. La entrada será con material auxiliar y con la cabeza fuera del agua y el estilo de nado utilizado hasta alcanzar a la víctima será crol.
En el caso de que sea una piscina olímpica, la entrada del agua, debería hacerse corriendo por el andén hasta situarnos enfrente de la víctima y tirándonos con el cuerpo un poco encorvado hacia delante y de manera simultánea, sin introducir la cabeza en el agua. Una vez dentro, alcanzaremos a la víctima utilizando el estilo a crol. Durante el regreso utilizaremos en el remolque los pies de braza o tijera (igual que los anteriores casos).
Toda intervención debe realizarse de manera lo más rápida y eficazmente posible. Es importante saber distinguir el estado en el que se encuentra la víctima (Olmedo, J. (2015). Olmedo, J. 2015).
Si el accidentado está consciente, nos aproximaremos hacia el accidentado, se le intentará calmar, hablando con él o ella (tono de voz lo más estable y pacifico posible). Si se encuentra nervioso, es muy importante mantener una distancia de seguridad; Para ello, nos podemos apoyar en material auxiliar (aro salvavidas, flopi o churro), hasta conseguir relajar a la persona.
Cuando el accidentado se encuentra inconsciente, lo más importante es despejar la obstrucción de las vías respiratorias, manteniendo la cabeza de la víctima en todo momento fuera del agua. En este caso, no será necesario mantener la distancia de seguridad y será el mismo socorrista el que le coloque el material auxiliar de salvamento de manera adecuada y remolcando a la víctima hasta una zona segura (orilla, arden o playa).
Es imprescindible que todo socorrista conozca las técnicas de salvamento y zafaduras, así como conocer las diferentes técnicas que existen tanto de entrada de agua, visualizando en todo momento a la víctima, de manera, que si se encuentra hundido, la entrada sea de cabeza o carpa y la aproximación a través del buceo y si se encuentra en la superficie, tanto la entrada como el estilo a nado sea el más adecuado a la situación, manteniendo, visualizando y asegurando el bienestar y la seguridad del socorrista, de la víctima y de los de su alrededor.

 

¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR ANTE UNA SITUACIÓN DE EMERGENCIA?

Toda intervención debe realizarse de la manera lo más rápida y eficazmente posible. Es importante saber distinguir el estado en el que se encuentra la víctima (Olmedo, J. 2015):
Si el accidentado está consciente, nos aproximaremos hacia el accidentado. A través de la comunicación verbal, se le intentará tranquilizar, hablando con él o ella, utilizando un tono de voz lo más estable y pacifico posible. Si se está consciente pero se encuentra nervioso, es muy importante mantener una distancia de seguridad. Para ello, nos podemos apoyar en material auxiliar (aro salvavidas, flopi o churro), hasta conseguir relajar a la persona.
Cuando el accidentado se encuentra inconsciente, lo más importante es despejar la obstrucción de las vías respiratorias, manteniendo la cabeza de la víctima en todo momento fuera del agua. En este caso, no será necesario mantener la distancia de seguridad y será el mismo socorrista el que le coloque el material auxiliar de salvamento de manera adecuada y remolcando a la víctima hasta una zona segura (orilla, arden o playa).
Es imprescindible que todo socorrista conozca las técnicas de salvamento y zafaduras.

 

¿CÓMO DEBE SER TODA INTERVENCIÓN?

Todo socorrista, ante cualquier incidente debe realizar un análisis de la situación y de la zona, lo más rápido y eficazmente posible. Para ello, es importante visualizarnos antes de intervenir, siendo conscientes de los obstáculos que nos podemos llegar a encontrar (resto de usuarios, objetos, etc.), así como las posibles alternativas para solucionarlos o evitarlos, saber que estilo de nado es el más adecuado y eficaz a utilizar, el material que se va a manipular durante el rescate. Es muy importante dar aviso a las autoridades competentes (otros socorristas, servicios sanitarios, personal necesario en la intención), con el objetivo de que a través de la coordinación y el trabajo en equipo se consiga una intervención óptima.
Como podemos observar, en todos los supuestos, la entrada en el agua debe ser de manera que no se pierda de vista en ningún momento al accidentado, durante la aproximación se utilizará el estilo de nado más cómodo y que mejor domine el socorrista (sin perder de vista a la víctima). Durante la fase de control, se analizará el estado tanto del accidentado como del entorno, intentando mantener el nivel de miedo y ansiedad lo más reducido posible. Durante el remolque, el accidentado permanecerá en la superficie del agua en todo momento, procurando hablarle de manera relajada y tranquila, con el objetivo de transmitirle seguridad. La extracción del agua debe realizarse de manera sencilla y vertiginosa. Si se necesitará se podrá realizar los primeros auxiliar mientras se espera a los servicios sanitarios (PAS, entre otros) (Acinas, P. 2007).
En el primer supuesto, nos encontramos con una persona inconsciente y boca abajo. En este caso, me introduciría de cabeza o de carpa, saldría nadando a estilo crol (con la cabeza en todo momento visualizando a la víctima) hasta alcanzarlo. Una vez nos hemos aproximado, le colocaría el material auxiliar, despejando las vías respiratorias y le sacaría del agua izado por un lado o por la escalera, desde el bordillo de la piscina. A continuación le aplicaría las técnicas de respiración asistida y le colocaría de lado hasta que llegaran los servicios sanitarios competentes (Olmeda, J. 2015).

 

¿Y SI HAY UN LESIONADO MEDULAR?

Cuando hay un accidentado medular, en primer lugar se dará aviso a las autoridades competentes, en este caso, el 112.
La entrada y aproximación al accidentado debe hacerse lo más cuidadosamente posible (evitando provocar oleaje). Una vez nos hemos aproximado, se debe estabilizar el cuello de la víctima antes de girarla boca arriba. El socorrista finaliza una vez la victima ha salido del agua y se encuentra fuera de peligro.
Para que el trabajo sea eficaz, debe existir coordinación entre el socorrista y los servicios de emergencias de la zona.
A la hora de atender a un lesionado medular debemos no cometer los siguientes errores (Olmedo, J. 2015):
– No realizar correctamente, la aproximación, remolque o salida del agua:
– No colocar los brazos en pinza longitudinal a esternón y espina dorsal
– No girar correctamente al accidentado (por debajo de la víctima, girando el cuello, etc.).
– No comprobar si respira
– No colocar el material correctamente
– No efectuar la salida del agua correctamente, manteniendo inmovilizado al accidentado en todo momento.
– No avisar a los servicios de emergencia a tiempo
– No realizar los primeros auxilios correctamente (desfibrilador, PAS, no conocer el protocolo, etc.).
Algunas de las consecuencias de cometer estos errores pueden ser la aparición o agravación de discapacidades físicas y sensoriales, de ahí la importancia de la prevención.
Las situaciones de emergencia se pueden producir de manera inesperada. Nadie piensa que en algún momento vaya a ocurrir algún accidente o desgracia. De ahí que la comunicación y el mensaje a transmitir en estos momentos sean cruciales a la hora de trasladar una situación de crisis.
Es muy importante que todo socorrista esté formado y sea capaz de transmitir de manera clara, sosegada y empática la información que toda víctima o familiar espera recibir.
Es importante recordar que “toda información debe ser objetiva y desdramatizante en lo que se refiere a los peligros reales de la situación de emergencia, las medidas de protección y lo que debe y no hacerse en caso de producirse la emergencia o de evolucionar de una manera imprevisible” (Medina y Robles, 2007).
El protocolo a seguir para al salir del agua de un accidente medular sería la siguiente (Olmedo, J. 2015):
1. Detección del accidente (vigilancia y seguridad permanente)
2. Activar plan de emergencias (llamar al 112, coger el material adecuado, introducirnos en el agua con rapidez y sin provocar oleaje, colocar el material auxiliar de manera correcta, inmovilizando a la víctima, comprobar el nivel de consciencia y respiración, realizar la salida del agua de manera que movamos al accidentado lo menos posible, sin turbulencias y utilizando la patada de braza, crol o tijera de manera relajada hasta la orilla.
Para la salida del agua es importante apoyarse en un compañero, de ahí, que la coordinación entre ambos sea fundamental. Una vez fuera del agua, le aplicaremos los primeros auxilios correspondientes según la situación, apoyándonos en material de emergencia (desfibrilador, tubo de rescate, PAS, técnica del torno, etc.).
Durante la intervención es esencial despejar las vías respiratorias, manteniendo siempre un control cervical del accidentado. Asimismo, no debemos abandonar en ningún caso al accidentado hasta que no intervenga los servicios de emergencia.
En toda labor del socorrista, la prevención, protección y vigilancia serán cruciales a la hora de intervenir. Así como las habilidades sociales y destrezas de comunicación que posea el socorrista a la hora de atender a una persona que se encuentra en estado agitado, nervioso en shock ante un ahogamiento.
La comunicación con la víctima debe ir encaminada a relajar a la persona, transmitiendo seguridad y confianza en todo momento.
Ante un accidente, es primordial la vigilancia permanente y la supervisión de las víctimas de manera constante.
Si vemos un accidente, debemos actuar con rapidez, eficacia y seguridad. En caso de no verlo, debemos consultar a las personas que estén cerca. Protegiendo la zona, dando aviso a las autoridades sanitarias y socorriendo con la mayor urgencia posible. Asimismo, lo primero que debe comprobar es su respiración circulación, analizando el estado en el que nos encontramos al accidentado, si se encuentra en posición ventral o dorsal, consciente o inconsciente, con y sin respiración, la tonalidad de la piel, etc. (Acinas, P. 2007).
Aunque no visualicemos un accidente, todo socorrista debe analizar el lugar donde trabaja, tanto en piscinas (zonas profundas, esquinas, trampolines, etc.), como en el mar (zona de rocas, olas, corrientes…).
Como podemos observar, la importante de la detección precoz y la prevención en socorrismo es esencial.
Ante cualquier situación actuaremos según el protocolo establecido.
El protocolo a seguir con los usuarios una vez se ha producido un accidente (con o sin lesión medular), es el siguiente (Olmedo, J. 2015):
 Es vital concienciar a responsables de la zona de baño: profesionales, padres, usuarios, a la vez que se impiden determinadas actividades de riesgo, como correr, zambullirse haciendo volteretas o en zonas poco profundas, etc.). De manera que si alguien incumple las normas se le pedirá que abandone el recinto acuático (incumplir normas de conducta o comportamiento, consumir sustancias tóxicas, etc.).
Es imprescindible señalizar zonas de peligro, de prohibición de baño y zambullidas
Ante una situación de emergencia, el personal implicado debe tener las habilidades sociales suficientes para intercambiar de manera eficaz la información antes y durante la situación de emergencia (empatía, asertividad, sensibilidad, don de gentes, etc.). Trasmitir seguridad y confianza es un aspecto fundamental a la hora de la intervención.
La atención y detección temprana es un aspecto esencial.
La información es una manera de prevenir accidentes. El 5 % de los accidentes medulares son evitables si prevenimos determinadas situaciones, de ahí la importancia de informar a la gente de las consecuencias de determinadas acciones (zambullirse dando volteretas en el aire, etc.).
En este aspecto es muy importante la coordinación y colaboración entre profesionales, sanitarios, familiares, entre otros.
Todo profesional dedicado al socorrismo debe establecer su propio código deontológico a la hora de ejercer, donde los valores morales y de convivencia estén presentes.
Es muy importante llevar a cabo campañas de prevención y concienciación, procurando evitar posibles accidentes futuros.
Algunas de las recomendaciones para evitar posibles accidentes son:
– Debemos nadar en zonas reservadas al baño, evitando zambullirse en zonas poco profundas o no aptas para el baño.
– Debemos tener precaución en piscinas con zonas mojadas para no resbalar, bordillos, trampolines, etc. En playas con el oleaje.
– Evitar nadar bajo efectos de sustancias tóxicas o estupefacientes.

 

INTRODUCCION PARA LOS SUPUESTOS PRÁCTICOS

Tras la teoría empírica comentada con anterioridad, se exponen diferentes supuesto prácticos para ejemplificar la labor del socorrista y los conocimientos prácticos a llevar a cabo en casos de incidente.

 

SUPUESTOS PRÁCTICOS EN SOCORRISMO

Primer supuesto:
Estoy trabajando como socorrista en un horario de mínima afluencia en una piscina cubierta. Me encuentro solo, y en ese momento tan solo hay una persona nadando, por lo que aprovecho para mirar el móvil. Tardo un minuto en vigilar de nuevo y cuando lo hago me encuentro la persona inconsciente y boca abajo en medio de la piscina, ¿Qué harías?
En este supuesto, la entrada en el agua se realizará con material auxiliar, desde el bordillo, con los pies de manera simultánea y con la cabeza fuera del agua, visualizando a la víctima en todo momento.
Me aproximaré al accidentado utilizando el estilo a crol (con la cabeza fuera del agua), tratando de evitar oleaje.
Una vez he alcanzado a la víctima, le proporcionaré material auxiliar (flopi o aro de rescate) y utilizando el remolque nuca-frente o axilas, utilizando la patada de braza, le trasladaré cuidadosamente hasta la orilla o arcén.
Una vez en el bordillo, la extracción se realizará con la mayor seguridad y rapidez posible (izado por un lado).
Una vez fuera del agua, se realizará un diagnóstico del estado de la víctima y le realizaremos los primeros auxilios (PAS, técnica respiración asistida, etc.).
No abandonaremos al accidentado hasta que los servicios de emergencia intervengan, momento en el cual, la función del socorrista habrá finalizado y deberá volver a su puesto de nuevo.

Segundo supuesto:
Trabajo como único socorrista en una piscina de verano. En esos momentos, con la piscina llena de gente, hay un grupo de jóvenes saltando y haciendo piruetas acrobáticas. En una de ellas, veo como uno de ellos resbala y en ña caída se golpea en la espalda con el bordillo, quedando flotando boca abajo dentro de la piscina y en medio de un montón de gente que grita y se pone muy nerviosa tras el accidente. Inconsciente pero respira. Había ido con dos primos y su hermana que presencian todo.
En este supuesto, el accidentado es una persona lesionada medularmente, por lo que la intervención deberá ser lo más metódica posible.
En este caso, la entrada del agua, de pie con material auxiliar en una mano, se realizará con la mayor rapidez, de manera cuidadosa, evitando producir oleaje.
Una vez hemos alcanzado a la víctima, le aplicaremos se le inmovilizará la cabeza y se aplicará la maniobra de torno para poder trasladarle.
Durante la extracción, sería conveniente apoyarnos en la ayuda de otro compañero, para que el traslado a la camilla sea lo más sencillo, rápido y cómodo posible.
Una vez fuera del agua se le aplicara RCP, y se acompañara y atenderá a la víctima hasta que los servicios de emergencia intervengan.

 

Tercer supuesto:
Trabajando como socorrista en la playa, ante la tranquilidad y la poca gente, me quedo un rato observando el mar con un compañero y mi tubo de rescate. Justo al momento en el que él se va, un hombre de unos 50 años y muy corpulento empieza a pedir ayuda y socorro en una zona alejada a la orilla, haciendo aspavientos con las manos y hundiéndose y volviendo a salir todo el rato. La familia de la víctima está en la arena y no sé dan cuenta de que era él hasta que está fuera del agua.
En este supuesto, nos encontramos con una víctima en estado nervioso, agitado.
La entrada en el agua será lo más rápido que seamos capaces, introduciéndonos en el agua corriendo, con material auxiliar en un brazo.
La aproximación será estilo crol, con la cabeza fuera del agua o buceando en caso de que la víctima se encuentre sumergida.
Durante el control, es importante tener presente el estado de ansiedad y nerviosismo de la víctima, de ahí que tratando de evitar las presas y zafaduras, para ello, es importante mantener la distancia de seguridad. Para ello, le proporcionaremos el material auxiliar (churro, aro salvavidas), manteniendo cierta distancia.
La comunicación durante esta fase será crucial, pues será el momento en que lograremos tranquilizar al accidentado (comunicación estable, relajante y sosegada).
Una vez se ha tranquilizado el accidentado, lo remolcaremos bien de la nuca, bien de las axilas, hasta la orilla.

 

Cuarto supuesto:
Tu compañero y tú estáis trabajando en horario de poca afluencia en la piscina. Mientras estáis juntos hablando, os percatáis de que una persona está tumbada cerca de la piscina y unos niños os hacen gestos con las manos. No tiene pulso. Los niños son nietos de la víctima.
Ante una situación como la que se plantea en el supuesto, lo primero que debemos hacer es acércanos a ver qué tal se encuentra la víctima y sus familiares.
Comprobar su nivel de consciencia y si respira, intentando despejar las vías respiratorias. Una vez comprobamos que no tienen pulso le realizaremos la técnica de respiración asistida y pediremos ayuda a las autoridades competentes (medico, forense y servicios de emergencia).
Mientras los servicios de emergencia intervienen podremos quedarnos con la familia ofreciendo apoyo moral y psicológico.
En este supuesto, la intervención se realizaría fuera del agua. Una vez avisados los servicios de emergencia, el primer paso es comprobar su estado de respiración y circulación.
Una vez hemos comprobado que tiene pulso, le aplicaríamos la “Maniobra de Heimlich” con la víctima acostada, con el objetivo de despejar las vías respiratorias. Le colocaremos en posición de lado (despejando las vías respiratorias). En caso de obstrucción, utilizaremos el tubo de rescate o desfibrilador.
Mientras los servicios de emergencia intervienen, intentaremos tranquilizar a los familiares que le acompañaban, trasmitiendo la idea de que la situación está controlada y de que el accidentado estará a salvo en un momento.
Una vez controlada y resuelta la situación, regresaremos a nuestro puesto de trabajo.

 

CONCLUSIÓN

El agua es un medio para la creación y el manteniendo de la vida. Asimismo, también se utiliza como espacios lúdicos, deportivos o recreativos, donde el ser humano acude a desconectar y disfrutar de actividades acuáticas al aire libre.
Esta convivencia con el medio acuático implica una gran responsabilidad (evitando accidentes: ahogamientos, etc.), de ahí que la seguridad y la protección sean fundamentales a la hora de compartir estos espacios.
Todo socorrista debe ser capaz de trasmitir confianza y seguridad. Para ello, debe estar dotado de la formación y recursos (material auxiliar, etc.) necesarios para llevar una coordinación (entre compañeros, bañistas, servicios sanitarios, etc.) lo más eficaz posible.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • Acinas, P. (2007). Información a la población en situaciones de emergencia y riesgo colectivo. Psychosocial Intervention. 16 (3). Madrid. Extraído el 1/07/2019 de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-05592007000300002
  • Olmedo, J. (2015). Rescate de accidentados en instalaciones acuáticas. Ic editorial: Madrid.

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