La figura del Entrenador, Coach o Trainer, siempre ha existido en la historia del deporte. Desde los Juegos Olímpicos de la antigüedad, donde solamente podían entrar en el estadio los «deportistas desnudos y sus entrenadores con túnica», pasando por el mítico entrenador con sombrero, bigote y bastón de la película Carros de Fuego, hasta el actual entrenador desbordado por los medios tecnológicos de los que disponemos.
En función de las necesidades del deporte, el entrenador reúne los conocimientos de la preparación física, técnica y táctica, o éstos se separan entre el entrenador y el preparador físico (como en los deportes colectivos). En los deportes cíclicos (natación, atletismo, triatlón, patinaje, ciclismo…) el entrenador suele reunir las funciones completas de la preparación física, técnica y táctica, lo cual supone que el entrenador debe tener una formación básica para ejercer esta responsabilidad (Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte más Entrenador del deporte que fuera), para conocer todos los aspectos que suponen la modificación del equilibrio interno u homeostasis del organismo a causa del entrenamiento. Además, siempre es muy interesante que, en el caso de no poder disponer de nutricionista, el entrenador domine también los conocimientos básicos de la nutrición para el deporte.
Actualmente algunos entrenadores añaden a estas funciones las que son propias de un manager o director deportivo (esponsorización, gestión de recursos, inscripciones…), que realmente no son las propias de un entrenador, y si las realiza, porque son necesarias, está restando tiempo a su verdadero trabajo, que es el de controlar las cargas de entrenamiento a las que está sometiendo a este ser humano (el deportista).
Incluso, también hay deportistas que eligen entrenadores, no por tener una formación (obligatoriamente necesaria, al igual que el médico es licenciado en medicina) sino por sus éxitos deportivos pasados o actuales. Es como aquel que acude al curandero en lugar de al médico. Pues bien, bajo su responsabilidad ponen su salud en manos del curandero-entrenador, porque por mucho VO2máx que le haya dotado su genética familiar o técnica haya entrenado en sus fases sensibles de crecimiento, no quiere decir que sea capaz de entender el funcionamiento de la máquina más compleja del mundo: el ser humano.
Por otra parte, no tiene ninguna lógica que la mayor parte de los deportistas populares gasten a lo largo del año grandes cantidades de dinero en inscripciones a carreras y en material de lo más novedoso, descuidando cosas tan sumamente importantes como el realizarse una prueba de esfuerzo y, sobre todo, contratar un entrenador personal profesional. ¡Si te preocupa tu rendimiento y tu salud, no tienes excusa!