Ya casi ha llegado el momento de la decisión. El sábado a partir de las 22h sabremos si Madrid ha logrado su sueño olímpico, o si por el contrario, son Tokio o Estambul las ciudades elegidas para albergar los Juegos Olímpicos del año 2020…
Madrid ya fue ciudad candidata en las dos ocasiones anteriores, optando a celebrar los Juegos en el 2012 y en el 2016. En la primera ocasión las ciudades candidatas junto con Madrid fueron Londres, París, Nueva York y Moscú, quedando en tercer lugar en las votaciones; y para el 2016, quedó en segundo lugar tras Río de Janeiro y por delante de Tokio y Chicago. Por lo tanto, esta es la tercera candidatura presentada por Madrid, ¿será la definitiva? Pronto lo sabremos.
Hemos querido aprovechar la ocasión para recuperar un editorial de nuestro director José Enrique Quiroga, que publicamos en el mes de septiembre de 2011, concretamente en el número 38 de la revista:
Renace el sueño olímpico de la ciudad de Madrid, con la presentación de la candidatura para los Juegos Olímpicos de 2020, la tercera consecutiva. Las dos anteriores, para los JJ.OO. de 2012 y 2016, contaron con un gran apoyo tanto institucional como popular, pero… ¿qué pasará ahora? Tras las dos experiencias previas, con sendas decepciones, va a ser difícil volver a lograr ese sentimiento de ilusión que teníamos todos, especialmente después del varapalo sufrido con la elección de la sede para el 2016, en la que el COI actuó sin criterio definido y con absoluta subjetividad. Si Madrid presentó su candidatura para los Juegos Olímpicos del 2016 fue por el claro convencimiento de las grandes posibilidades que tenía para ser la ciudad elegida, animada por el propio COI tras “asegurar” que la “rotación de los continentes” no sería pieza determinante. Pero la realidad fue bien distinta y todo ese gran esfuerzo e inversión cayó en saco roto.
Casi todas las ciudades del mundo desearían albergar unos Juegos y estarían dispuestas a realizar enormes inversiones económicas para conseguirlo, ya que, en términos generales, supondría un triple impacto: directo (mejora de infraestructuras, inversión sobre la ciudad, generación de empleo, ingresos generados por los visitantes recibidos, por los derechos de retransmisión, etc.), indirecto (ingresos generados por la inercia de los Juegos, como el turismo, etc.) e inducido (efecto dinamizador de la economía para todo el país). Pero para ello, los últimos treinta años nos han demostrado que es absolutamente necesaria la inversión privada, y como ejemplo de ello tenemos el tremendo éxito que fue Los Ángeles 84’, con la mayor parte del presupuesto proveniente de la iniciativa privada, mientras que, por el contrario, Atenas 04’ fue un claro fracaso económico (según tengo entendido) debido a que toda la organización y gasto fue por cuenta del Estado y tampoco fueron capaces de rentabilizar bien sus recursos (como los importantísimos derechos televisivos, cuyas ganancias han ido creciendo exponencialmente Juegos tras Juegos).
Otro ejemplo de rentabilidad lo tenemos en casa, Barcelona 92’, que sirvió para poner a la Ciudad Condal a un alto nivel internacional, cambiando y modernizando su imagen, atrayendo turismo e inversión extranjera…, en definitiva, suponiendo una gran inyección financiera.
Con todo esto, lo que quiero decir es que si Madrid consigue, por fin, albergar unos Juegos Olímpicos, el impacto global, de las inversiones, del turismo, de la producción, de la generación de empleo… será sin lugar a dudas un claro beneficio para todos. Pero el problema no es ese, el problema es el gran gasto económico que conlleva presentar una candidatura, y más si han sido tres seguidas. Si una ciudad es elegida para celebrar unos JJ.OO., todo lo gastado en la candidatura será una inversión, pero si no lo es, entonces puede ser considerado como despilfarro. De ahí las grandes dudas planteadas a la hora de la decisión, el no respaldo de todos los grupos políticos municipales y el menor apoyo popular.
Una nueva decepción sería algo desastroso, pero… ¿y tirar a la basura todo el trabajo realizado anteriormente? La verdad es que pocas candidaturas han ganado a la primera y, como ya dije en otro editorial de hace tiempo, pienso que el COI tiene una deuda pendiente con Madrid. Casi el 80% de las infraestructuras están terminadas o casi terminadas, se trata de un proyecto con una base estructural muy cimentada, por lo que, en esta ocasión, la candidatura requerirá (supongo que será así) una menor inversión económica y brillará por la austeridad, además de una mayor participación de la empresa privada. Pienso que ha sido una decisión muy acertada el no tirar por la borda todo el trabajo anterior de tantos años y apostar “a vida o muerte” por el premio final.
Y a nivel deportivo, ¿qué os puedo decir? Otras personas seguramente lo verán de otra manera, pero para mí, como deportista que soy por encima de todo, el poder vivir y compartir con mis hijos unos Juegos Olímpicos cerca de casa (ya que desgraciadamente mi nivel nunca ha estado cerca, ni mucho menos, de una posibilidad de participación en alguna ocasión)… es un sueño.
José Enrique Quiroga Díaz
Director Sport Training