MÁS ALLÁ DEL PESO: «DEPORTES DE RESISTENCIA PARA TODOS LOS CUERPOS»

 

Autor: Glen Calvo Céspedes. Deportista de Costa Rica practicante de triatlón de larga distancia, con tres medios ironman, tres Xterra, seis maratones y una Ruta de los Conquistadores, entre otros eventos.

En  el año 2025, el 34% de la población adulta en Costa Rica vive con obesidad y un 70% con un índice de masa corporal alto. Esta situación ha motivado al Ministerio de Salud a declarar la obesidad como una enfermedad crónica de importancia de salud pública y a oficializar una norma para la atención integral del sobrepeso y la obesidad. 

El informe «Atlas Mundial de la Obesidad 2025” revela que la prevalencia de obesidad en Costa Rica ha ido en aumento desde 2010, y se estima que este incremento continuará en los próximos años. La situación se agrava al considerar que solo la mitad de la población realiza actividad física regularmente.

Contrastado con lo anterior, ha habido un aumento en la cantidad de deportistas amateur en deportes alternativos como el atletismo, el ciclismo, la natación y el deporte que amalgama las tres disciplinas, el triatlón.

La anterior explosión deportiva no solamente atrapa a Costa Rica, a nivel mundial, específicamente en los países occidentales, las actividades deportivas han ido creciendo exponencialmente, basta con realizar una búsqueda en redes sociales o buscadores de internet sobre maratones, triatlones de larga distancia o carreras de ciclismo de ruta o montaña para encontrar una gran cantidad de eventos que abarcan desafíos y retos llamativos para la población deportista aficionada, por lo que cada vez es más la cantidad de personas que se deciden por iniciar una vida deportiva de cara a enfrentarlos, muchas veces con edades un poco avanzadas para iniciar en el deporte (de 30 a 40 años) o con un peso que, desde la óptica del deporte profesional, no es el adecuado para realizar largas distancias.

Este último punto es el eje medular del presente articulo, el cual pretende desmitificar algunas opiniones basadas en (considera quien escribe), prejuicios respecto a la edad, el peso o la apariencia física en la práctica del deporte de resistencia.

El deportista de resistencia y su motivación

Cuando se piensa en deportes de resistencia como triatlón, maratón, carreras por etapas de ciclismo o aguas abiertas,  muchas veces la imagen que se proyecta es la de cuerpos delgados, estilizados, con baja grasa corporal. Esta visión, limitada y estereotipada, ha excluido por años a una gran diversidad de atletas que, con disciplina, pasión y constancia, demuestran que el rendimiento deportivo no depende exclusivamente del peso corporal. Las personas con peso alto también corren, nadan, pedalean… y cruzan la meta.

Lo anterior nos lleva a plantearnos una serie de interrogantes de cara a las actividades deportivas masivas que, como se indicó anteriormente, muchas veces son el motor motivacional de las personas para iniciarse en el deporte, o bien, de los atletas populares para entrenar y adentrarse en este estilo de vida.

Es importante determinar que los eventos de resistencia generan gastos importantes para sus organizadores, pero también generan un impacto económico para la ciudad que la alberga, por ejemplo, datos empíricos han arrojado que el impacto económico específico del Maratón de Nueva York 2024 fue aproximadamente 427 millones de dólares en impacto económico para la ciudad de Nueva York, lo cual se traduce en gastos en alojamiento, restaurantes, transporte, compras y otras actividades relacionadas con el evento.

Esto nos lleva a preguntarnos quién realiza esos gastos y quién sostiene estos eventos de suma importancia para el deporte internacional, si son solamente los patrocinadores del evento, los atletas élites o los atletas aficionados que acuden a la cita deportiva, estas  personas que no se dedican al deporte en un 100%, no tienen patrocinador y, por el contrario, hacen erogaciones económicas fuertes.

Para ejemplificar lo anterior, es necesario denotar dos ejemplos en cuanto a la participación aficionada a estos eventos: en las maratones denominadas Major (como Berlín, Boston, Chicago, Londres, Nueva York y Tokio)  y en un evento como el Ironmam 70.3  realizado en la Ciudad de Panamá,  en cuando al porcentaje de atletas elites que participan.

El porcentaje de atletas élite en las maratones Major (Berlín, Boston, Chicago, Londres, Nueva York y Tokio) es relativamente pequeño en comparación con el total de participantes. En la siguiente tabla se realiza una estimación general basada en datos históricos y análisis de participación.


Porcentaje estimado de élites:
Maratón Major Total de participantes Atletas élite (aprox.) Porcentaje estimado
Boston 30,000+ ~300 (élite+subélite) ~1%
Berlín 45,000+ ~200–300 ~0.5–0.7%
Londres 48,000+ ~250 ~0.5%
Chicago 45,000+ ~300 ~0.6%
Nueva York 50,000+ ~250 ~0.5%
Tokio 37,000+ ~200 ~0.5%

Lo anterior deja ver que menos del 1% de los corredores son considerados atletas élite, la mayoría son corredores recreativos o amateurs, lo cual demuestra lo inclusivas y masivas que son estas pruebas, a pesar de contar con un altísimo nivel competitivo en la punta de carrera.

En el Ironman 70.3 Panamá, los atletas élite (profesionales) representan una fracción muy pequeña del total de participantes. Aunque no se dispone de cifras exactas para este evento específico, el porcentaje de atletas élite posiblemente sea entre 0.5% y 1% del total de inscritos. Esto se debe a que la mayoría de los participantes son triatletas aficionados que compiten en categorías por edad.

Estos datos demuestran que existe una cultura de deporte popular que, además de contar con una enorme cantidad de adeptos, es la que acude a las citas deportivas de alto rendimiento y hace que cada una de las competiciones pueda mantener su estándar internacional, además de que económicamente sean rentables y atractivas tanto para los organizadores, los patrocinadores y la ciudad que las alberga.

Un estudio del New York Marathon encontró que el IMC promedio de los participantes era de 23–25, pero que cerca de un 8% tenía un IMC por encima de 30, lo cual indica que  de cada 10 corredores recreativos en maratones o medios maratones se identifica como “de talla grande” o “plus size”. En  plataformas como Runner’s World, Strava y Reddit (r/c25k, r/runningplus) hay comunidades activas de corredores que entrenan con alto peso, esto nos lleva a indicar que, aproximadamente, en una maratón, entre el 5% y 12% podrían tener alto peso corporal.

En un  Ironman promedio, entre el 3% y 8% de los atletas amateurs tienen alto peso corporal, la mayoría de los participantes (90–95%) son atletas amateurs, y , según datos de organizaciones como «Athlytes of Size», “Slowtwitch Clydesdale Forum” y comunidades en Reddit como r/triathlon, dentro de ese grupo se estima que entre un 3% y 8% tienen un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 (lo que clasificaría como obesidad según criterios clínicos) o presentan características de alto peso corporal (peso alto no necesariamente implica mala condición física).

Siendo que existe una cantidad significativa de deportistas considerados como “de alto peso corporal”, es imperante plantearnos la interrogante que rodea este artículo:  ¿Es posible, saludable y adecuado realizar deporte de alto rendimiento con la consideración de tener alto peso corporal?

Rompiendo mitos

Uno de los grandes mitos en el deporte de resistencia es que se requiere tener un “peso ideal” para practicarlo. Esta creencia ha sido desmentida por múltiples estudios y, más aún, por el testimonio vivo de cientos de atletas de talla grande que participan en carreras, triatlones, maratones y pruebas ciclistas de gran fondo. El rendimiento está más relacionado con la capacidad cardiovascular, la eficiencia biomecánica y la preparación mental, que con la cifra en la balanza.

Además, muchas personas con peso alto tienen una excelente base muscular, una mentalidad resiliente y una tolerancia al esfuerzo que les permite destacar en pruebas de larga duración.

El cuerpo no determina el límite

Correr maratones, completar triatlones o destacar en disciplinas de resistencia ya no es un terreno exclusivo para cuerpos delgados. Deportistas de alto peso han demostrado que pueden alcanzar metas igual o incluso más exigentes, superando no solo los retos físicos del entrenamiento, sino también el peso de los estigmas sociales.

El peso corporal es una variable más dentro de una ecuación compleja que involucra fuerza muscular, eficiencia cardiovascular, técnica, descanso, alimentación adecuada y, sobre todo, constancia. Estudios recientes incluso destacan que la eficiencia del rendimiento deportivo no siempre está relacionada directamente con el índice de masa corporal, sino con factores como el VO2 máximo, la composición corporal funcional y la preparación mental.

Un ejemplo de esto es el triatleta profesional noruego Kristian Blummenfelt, que ha participado en dos Juegos Olímpicos, en los años 2016 y 2020, obteniendo una medalla de oro en la prueba individual en Tokio 2020; para la fecha de este articulo cuenta con 31 años  de edad, un peso de 79 kg, una estatura de 1,76 y  un  Índice de Masa Corporal (IMC) entre 24.2 y 25.8.

Además de la medalla de oro olímpica, Blummenfelt cuenta entre sus logros deportivos haberse coronado como Campeón Mundial de Triatlón ITU 2021, completando un año histórico al ganar el oro olímpico y el título mundial en la misma temporada, el campeonato Mundial Ironman 2021 en St. George (Utah), con un tiempo de 7:49:16, el tercer lugar en el Campeonato Mundial Ironman 2022 en Kona (Hawái), el campeonato Mundial Ironman 70.3 2022 en St. George (Utah) con un tiempo de 3:37:12,  y el récord mundial en Ironman 70.3 con 3:25:21 en el Ironman 70.3 de Bahréin en 2019, estableciendo la mejor marca registrada en esta distancia .

De acuerdo con el peso y el índice de masa corporal de Blummenfelt, estaría dentro de lo indicado en los estudios supraindicados y los estándares deportivos, sin embargo, el entrenador de Kristian Blummenfelt, Olav Aleksander Bu, ha abordado en diversas ocasiones el tema del peso de su pupilo, desafiando la creencia tradicional de que un menor peso corporal es esencial para el éxito en el triatlón.

Bu ha enfatizado que el enfoque del equipo noruego se centra en la individualización del entrenamiento y en la aplicación de métodos científicos para optimizar el rendimiento de cada atleta, independientemente de su constitución física. Este enfoque incluye pruebas de lactato y análisis detallados para adaptar las cargas de entrenamiento a las necesidades específicas de cada deportista, además, Blummenfelt ha destacado debido a que tiene una mayor capacidad pulmonar y un VO₂ máximo excepcional, que se estima en torno a 86,9 ml/kg/min, lo que le permite mantener un alto rendimiento a pesar de su mayor masa muscular. Esta combinación de factores ha llevado a que otros atletas, como el británico Josh Lewis, se sientan inspirados por su ejemplo, al demostrar que es posible alcanzar la élite del triatlón sin adherirse a los estándares tradicionales de peso corporal.

En cuanto a deportes de resistencia en condiciones extremas, la grasa corporal puede ofrecer ventajas interesantes. Un ejemplo fascinante es la natación de aguas frías y de larga distancia. La nadadora estadounidense Lynne Cox demostró que un porcentaje de grasa elevado puede ser una herramienta de rendimiento: con ~36% de grasa corporal (muy por encima de lo típico en nadadores), poseía una densidad corporal igual al agua de mar, logrando flotabilidad neutral y un aislamiento térmico excepcional. Gracias a ello, Cox pudo nadar largas distancias en aguas casi heladas (como el Estrecho de Bering e incluso un tramo en la Antártida) sin neopreno, dedicando su energía exclusivamente a avanzar y no a flotar o combatir el frío. Su combinación única de fitness cardiovascular y adiposidad distribuida uniformemente le permitía generar calor y conservarlo, probando que un cuerpo “blando” puede a veces soportar entornos que uno muy magro no podría. De hecho, en la comunidad de natación de aguas abiertas se reconoce que, si bien no es obligatorio tener sobrepeso para estas proezas, cierta capa de grasa “a veces es una ventaja en el Cruce del Canal” u otras travesías frías, al proveer aislamiento. Esto no significa que más grasa siempre sea mejor en el agua (hay nadadores delgados que también triunfan), pero sí rompe la noción de que la grasa corporal es intrínsecamente antagónica al deporte, en situaciones específicas puede ser un recurso fisiológico útil.

En deportes de resistencia de larga duración, tradicionalmente se asume que un físico delgado brinda ventaja. Sin embargo, atletas de mayor peso han demostrado ser capaces de completar, e incluso sobresalir, en maratones, ultramaratones y triatlones, desafiando las expectativas sociales. Un ejemplo ampliamente conocido es Mirna Valerio, una corredora de ultra distancia estadounidense que pesa alrededor de 113 kg. Mirna ha finalizado 10 ultramaratones y 9 maratones, y fue nombrada “Aventurera del Año” por National Geographic en 2018. La revista Runner’s World la destacó como “un ejemplo inspirador” de que es posible estar con sobrepeso y aun así estar en forma y saludable. Valerio, quien se autodenomina orgullosamente una atleta de talla grande, ha roto el estereotipo de cómo “debería” verse una corredora de largas distancias, inspirando a miles de seguidores a reconocer que el running es para todos los cuerpos.

Otro caso es el de Latoya Shauntay Snell, maratoniana y ultra maratoniana conocida por su blog “Running Fat Chef”. Snell (quien ha corrido múltiples maratones con un peso superior a 90 kg) defiende abiertamente la idea de que “estar gordo y estar en forma no se excluyen mutuamente”. Ella misma se describe: “Estoy en forma. Estoy gorda. Soy una atleta”, enfatizando que el tamaño del cuerpo no determina la salud ni la capacidad deportiva. Su historia en el Maratón de Nueva York –donde continuó corriendo a pesar de enfrentar comentarios despectivos sobre su peso– la convirtió en inspiración para muchos, demostrando resiliencia y pasión deportiva más allá de los prejuicios. Como concluye un artículo sobre su experiencia, “es la prueba viviente de que puedes ser gordo y estar en forma; el tamaño de tu cuerpo no indica tu salud”.

Esto subraya que, si bien un peso elevado puede suponer un desafío adicional en deportes de resistencia, no impide que un atleta excelentemente entrenado alcance marcas de clase mundial. En resumen, el desempeño de resistencia depende de la condición aeróbica, la fuerza mental y el entrenamiento consistente, más que del peso corporal aislado.

El estereotipo de un cuerpo definido casi a cincel como una escultura de Miguel Angel o con muy poca cantidad de grasa corporal como los maratonistas kenianos, que ha sido reproducido en redes sociales , anuncios de artículos deportivos y marketing deportivo  internacional lleva a los deportistas populares  , en algunas ocasiones, a someterse a planes de nutrición descabellados con la única finalidad de perder peso o masa corporal y encajar en estos estándares, con la falsa creencia de que un bajo  peso automáticamente genera una mejora en el rendimiento deportivo.

Lo anterior es una falacia deportiva que ha sido consagrada en el tiempo, sin embargo, tanto los estudios científicos como los testimonios de los atletas de peso alto han demostrado que no es el peso el que aporta un rendimiento deportivo alto, es la constancia, la disciplina, un plan de entrenamiento adaptado a las condiciones personales de cada atleta, así como la búsqueda de ayuda profesional para el desarrollo de las metas constituyen el éxito en el desempeño de la actividad física, pero sobre todo, el estar consciente de lo poderosa que es la mente para lograr las metas propuestas constituye el motor decisivo para no dejar que el peso sea un obstáculo para realizar deporte de alto rendimiento. 

Ventajas del cuerpo fuerte y resistente

Un cuerpo con mayor masa muscular y peso puede generar mayor potencia, resistir impactos y mostrar una resiliencia superior en ciertas disciplinas. En deportes como la natación, el ciclismo, el atletismo de fondo o incluso los ultra maratones, los atletas de alto peso han demostrado no solo adaptabilidad, sino ventajas estratégicas.

Además, se debe de tomar en cuenta que muchos de los deportistas aficionados desarrollan una relación más consciente con su cuerpo: entrenan no por estética, sino por funcionalidad, rendimiento y bienestar. Esa consciencia es un arma poderosa que redefine la motivación intrínseca y fortalece el compromiso con el deporte.

A nivel psicológico, los atletas con alto peso que compiten en alto rendimiento rompen barreras visibles e invisibles. Demuestran que no hay un “cuerpo ideal” para ser atleta. Que no hay que esperar perder peso para comenzar a entrenar. Que se puede competir, rendir y destacar, tal como uno es.

Ser atleta de alto peso no es una contradicción, es una afirmación poderosa: estoy aquí, compito, rindo y sigo adelante.

Conclusión: la revolución del cuerpo atlético diverso

Hoy más que nunca, el deporte necesita voces y cuerpos diversos. Necesita atletas que inspiren desde su autenticidad. Ser un deportista de alto rendimiento con peso alto no es solo una posibilidad: es una realidad presente, legítima y transformadora.

A quienes aún lo dudan, puedo decirle con total honestidad que el rendimiento no tiene talla, la pasión no tiene peso, y los límites están hechos para romperse.

La excelencia deportiva no tiene un solo “tipo de cuerpo”: atletas con alto peso corporal pueden rendir al máximo nivel en múltiples disciplinas, contradiciendo los estereotipos sobre la complexión “ideal” del atleta. Incluso en deportes de potencia y fuerza, un mayor peso bien aprovechado suele ser ventajoso, la masa corporal, cuando es principalmente músculo y está al servicio de la disciplina, se traduce en rendimiento (aunque encontrar el equilibrio adecuado de peso es clave para no perder rapidez o resistencia). Tener más grasa corporal puede aportar beneficios situacionales, además los atletas grandes suelen poseer mayores reservas energéticas (glucógeno y tejido adiposo), lo que puede ser útil en esfuerzos prolongados (aunque también implica un mayor gasto calórico). Los estudios en el deporte sumo refuerzan que el ejercicio intenso puede contrarrestar muchos efectos negativos del sobrepeso, manteniendo a los atletas metabólicamente sanos a pesar de su grasa corporal elevada.

Los datos recopilados enfatizan que no existe un “peso ideal” universal para el rendimiento, sino rangos óptimos según la disciplina y la individualidad de cada atleta. Un cuerpo pesado y exitoso en el deporte suele ser fuerte, bien entrenado y funcional. La preparación física y la adaptación al deporte permiten que atletas de mayor peso aprovechen sus ventajas (fuerza, masa, resiliencia) y mitiguen desventajas potenciales (calor extra, carga articular), alcanzando así rendimientos sobresalientes en igualdad de condiciones. En última instancia, historias inspiradoras y evidencia científica coinciden en que los atletas de alto rendimiento vienen en todas las formas y tamaños  lo importante es cómo usan su cuerpo, no la cifra que marca la balanza.

Fuentes y referencias:

Este articulo se basó en publicaciones deportivas, entrevistas y estudios científicos. Se consultaron artículos de ESPN, Runner’s World y Plus Model Magazine sobre corredores de talla grande (Mirna Valerio, Latoya Snell), reportajes de La Opinión sobre récords de maratón en personas con obesidad (Jennifer Smith), y análisis de Science of Sport sobre corredores élite más pesados (caso Chris Solinsky). Para deportes de resistencia  se citaron coberturas de Infobae y fuentes olímpicas sobre récords , entrevistas y podcasts de Science in Sport sobre el rol del peso , así como prensa deportiva (ESPN, SwissInfo) En cuanto a ventajas fisiológicas, se incluyeron datos de Business Insider y estudios médicos  y el Salón de la Fama de Natación sobre la adaptación de Lynne Cox con alto tejido graso.