Con una mochila muy ligera y con la idea de reencontrarse con las montañas. En agosto de 2016 Iker Karrera pasó 5 días caminando sin más objetivo que alimentar la vista, relajar la mente y empaparse de las montañas en toda su dimensión. Así, completó por primera vez la Alta Ruta de los Perdidos y plantó la semilla de un reto que ha completado este fin de semana. El atleta de Salomon ha establecido la mejor marca conocida hasta la fecha en este trekking que rodea dos de los macizos más impresionantes de los Pirineos, el del Monte Perdido y el del Vignemale. Karrera ha completado en sólo 13h42’16’’ los 92,84km y 6.035m de desnivel positivo que dan forma a la Alta Ruta de los Perdidos, marcando un récord difícil de superar. Así, el atleta de Salomon ha rebajado en más de siete horas el mejor tiempo conocido hasta la fecha que estaba en manos de Dani Magallón (20h50’), según certifican los refugios de la Alta Ruta. “ Tratar de mejorar la marca que existía suponía un reto, un aliciente. Además, el objetivo era también hacer un entrenamiento de calidad de cara a mi participación en la Hardrock. Por lo duro y lo técnico del recorrido, hacer la Alta Ruta me podía venir bien”, explicaba Karrera.
Tras despedirse de su mujer, el guipuzcoano arrancaría a las 4:30h de la mañana del sábado desde el refugio de Bujaruelo con la idea de completar una aventura entre Francia y España y regresar al punto inicial en unas 16 horas. Sin embargo, a lo largo de los 92,84km, Karrera se mostraría sólido y acabaría rebajando sus propios timings en casi 3 horas. Ligero de material, con lo básico guardado en la mochila S-lab de 8 litros que llevaría en la espalda, un Suunto en la muñeca, las Sense Ultra en los pies y 30 euros de emergencia por si el reto no salía bien y hacía falta dormir en algún refugio. Así empezaría Karrera la Alta Ruta de los Perdidos en Bujaruelo. “Todo el recorrido es bastante duro. Cuenta con tramos muy técnicos y no puedes relajarte en ningún momento. Ya desde el principio salí bastante fuerte pero fui regulando. Quizás el momento más difícil fue en la subida desde el Refugio de Pineta hasta el collado de Añisclo, una subida muy tendida y muy dura, dónde el sol pegaba muy fuerte y noté un poco el cansancio”, analizaba Karrera.
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