Por: Miguel Caselles
Ya sea escalando, esquiando, corriendo o caminando, los diferentes modelos de calzado SCARPA conocen bien las montañas del planeta. Casi ocho décadas equipando la actividad en montaña de generaciones de deportistas han hecho de SCARPA una marca de referencia. Así sucede con su triple propuesta de zapatillas trail running. Son los modelos Proton, Neutron y Atom, dirigidos a diferentes tipos de uso y de corredor. En esta ocasión nos centramos en el modelo más trotón de la trilogía, las Proton.
Zapatilla de confianza
Las SCARPA Proton son de configuración clásica y con recursos fiables para sacarlas el máximo partido. Se trata de zapatillas de apariencia trotona con prestaciones de “come kilómetros” y considerable vida útil. Es decir, unas zapatillas de “batalla” que aguantarán lo que le pidas pero sin las tecnicidades de modelos destinados a carreras explosivas o trazados muy técnicos.
Fundamentalmente están dirigidas a corredores de montaña muy machacones, que prefieran que sea la zapatilla la que se adecúe al aterrizaje de sus zancadas, o que por peso/envergadura busquen zapatillas fiables, ya sea en pistas corribles o en zonas potencialmente técnicas. Amortiguadas, muy estables y más cómodas cuanto más kilometraje acumulan.
Sus 350 gr. por zapatilla imprimen aplomo en los entrenamientos y no son un lastre en competiciones de larga distancia, a ritmo suave, por la confianza que brindan al corredor. De gesto ágil en cada zancada, se levantan del suelo con soltura y se posan en el terreno a bloque. Asumen cualquier peso y envergadura del corredor.
Kilómetros a tutiplén
Las líneas de juntas y refuerzos del exterior del upper -cuerpo textil de la zapatilla- van cosidas en las franjas estructurales y termoselladas en las de transición y protección. Esas líneas termoselladas hacen las veces de sutil exoesqueleto, aportando sujeción homogénea sin presiones incomodas al atar la zapatilla. El tejido interior de las Proton es agradable al tacto y de transpirabilidad aceptable. Acolchados en toda la lengüeta, en el collar interior de la boca de la zapatilla y en la cazoleta del talón. La lengüeta no se mueve de su ubicación al estar unida al cuerpo de la zapatilla, dispone de un útil bolsillo guarda-lazada.
El perímetro exterior de la suela, mínimamente saliente, y el grosor estriado de la mediasuela protegen los laterales inferiores de la zapatilla. Mientras que la puntera está defendida por la prolongación de la goma de la suela y por una película de polímero maleable, en forma de herradura, anticolisiones a ras de suelo. En general el envoltorio visible de la zapatilla soporta bien la abrasión.
La construcción de la zapatilla es espaciosa y de pisada neutra, sin apreturas a la hora de insertar plantillas correctoras, en caso de ser necesarias. A modo de estabilizador, la suela aumenta de grosor en los laterales traseros del mediopié, acotando por el exterior a la mediasuela, consigue así dar rigidez estabilizadora a todo el conjunto. Esta firmeza evita que la zapatilla se deforme en aterrizajes apurados y resta balanceos del pie en apoyos inestables, además de mantener intacta la estructura tras cantidad de entrenos montañeros.
Trote amortiguado y estabilizado
La suela de las SCARPA Proton es de la casa Vibram, especialista en la fabricación de suelas de calzado montañero y de las cada vez más tecnológicas suelas de calzado trail running. El mosaico de taqueado es espaciado con tacos rectangulares poco prominentes, sobresalen 4 mm de la plataforma. La estratégica distribución perimetral de los tacos brinda estabilidad extra a la zapatilla. En las zonas de talón y de antepié unas ranuras a ambos lados de la suela facilitan la evacuación de barro líquido, a la par que mejoran la flexión delantera en el despegue. Cabe recordar que cuando se estrena una zapatilla es aconsejable hacer varios rodajes previos en seco antes de trotar sobre roca mojada, así eliminaremos el pulido de la goma que inicialmente puede hacernos resbalar.
El conglomerado de suela y mediasuela, de diferentes densidades, amortigua y absorbe notablemente el efecto de la gravedad durante la carrera continua y especialmente en las zancadas más aéreas. Prestando estabilidad al corredor tanto por la semirigidez del conjunto como por la forma anatómica de la cazoleta posterior, que acomoda el talón y el tendón de Aquiles. Su plantilla interior es de dos densidades, más dura en la zona de talón que en la de los metatarsos, y microperforada para que respire mejor.
Posee un drop de 10 mm -diferencia de altura entre la zona del talón y la de los metatarsos-, acorde a la estructura de una zapatilla trail de corte clásico. Toda la planta, de puntera a talón, salvaguarda al pie de las formaciones angulosas de los senderos. Añadiendo que el amortiguado perfil trasero de la zapatilla ayuda a no sobrecargar la espalda del corredor que toma tierra de talón.
Zapatillas muy socorridas
Desde luego las SCARPA Proton son zapatillas para bregar sin miramientos. Con ellas corredores de envergadura/peso amortizarán días y días de entrenamiento a ritmo tranquilo en media y larga distancia. Disponibles en versión femenina, con horma y tallaje acorde a las corredoras de montaña. También se comercializan en tejido GORE-TEX para que la zapatilla sea estanca al agua y permita cierta transpirabilidad.
En definitiva, son zapatillas cómodas por amortiguación y estabilidad en senderos corribles, correctas en el cruce de sectores técnicos y justas en pendientes de hierba o muy embarradas. Aconsejables también para marchadores que busquen comodidad en largas jornadas montañeras, sus pies lo agradecerán. Claramente trotonas y duraderas para lo que se ponga por delante… cuanta más distancia mejor.
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