He entrenado muy duro dedicándole muchas horas y haciéndolo con gran intensidad, sacrificio y dedicación, no me arrepiento pero ya no lo hago, ahora ya ni tan siquiera entreno, ahora hago deporte. Habiendo vivido ambas caras, la de competir élite y la de hacer deporte, creo que me debo este artículo, de opinión por supuesto.
¿Cuál es la diferencia entre hacer deporte y entrenar? Para muchos puede ser lo mismo, pero para mí no lo es. Para responder la primera pregunta formularía una segunda. ¿Es lo mismo participar que competir en un triatlón?
Cuando entrenaba, cada sesión tenía un propósito y preparación. Tenía que ser preciso y encadenar una con otra. No debía pasarme pero tampoco quedarme corto. El objetivo era estar lo más fuerte posible el día de la competición. No voy a decir que no disfrutaba de lo que hacía, pero la exigencia era enorme, tanto física como mental. Mi estado de ánimo muchas veces dependía de cuál fuese mi rendimiento.
Por otro lado hacer deporte, para mi, es algo diferente. Hacer deporte puede ser algo así como realizar una actividad física con otros fines, como mantenerse en forma, socializar, por salud y de forma “relajada” sin mirar lo que se hizo ayer ni pensar lo que se hará mañana, sin un fin competitivo obsesivo.
¿Qué es más saludable, entrenar o hacer deporte? No soy un doctor pero sé que con las palizas continuadas que me daba, mi cuerpo sufría. La pérdida de peso, el desgaste y sobreesfuerzo no me hacían sentir que aquello era saludable. No dudo que no sea mejor que ser sedentario pero creo que salir a correr un par de veces a ritmo normal, hacer una buena salida en bici o nadar un par de mañanas a la semana es más saludable que esas semanas de más de 20 horas de agotador entrenamiento. Seguramente no sea malo si uno se dedica a ello de forma profesional, sin un trabajo a tiempo completo de por medio, sin otras preocupaciones que no sea ir más lejos y más rápido.
Entrenar para competir conlleva una dedicación no solo física, si no también psíquica. En multitud de ocasiones sentía que mi foco de atención únicamente estaba en el deporte. Si se entrena duro y constante, otros aspectos cotidianos pueden quedar descubiertos. Los días de los mortales tienen 24 horas y aunque se hagan trampas durmiendo poco, tras 5 horas de sueño y otras 4 de exigente entrenamiento en bicicleta uno no está para nada ni para nadie. Competir en serio también requiere cantidad horas que no son propiamente de entrenamiento pero igualmente necesarias, por el contrario hacer deporte solo 4 ó 5 horas semanales de actividad física.
Bajo mi punto de vista, tanto entrenar como hacer deporte ayudan en el desarrollo personal. Veo en el ejercicio físico una pequeña o gran evasión, una oportunidad para pensar en lo mismo de forma diferente o incluso para dejar de hacerlo. Salir a correr un par de veces a la semana es una bendición pero entrenar dos veces al día de forma obsesiva puede ser motivo de preocupación, al menos para mí lo era. Dedicarle tanto a un hobby frenaba mi desarrollo personal aunque esa sensación se diluya entre buenos resultados y el reconocimiento que por ello tenia. El buen rendimiento en las competiciones eclipsaba la necesidad de desarrollo en otros aspectos de mi vida. El triatlón no era una pequeña evasión en el día a día, me daba mucho menos de lo que le dedicaba, dejaba de hacer demasiado por tan poco. Admiro a los que consiguen el equilibro, grandes atletas capaces de progresar en sus profesiones, cuidar de una familia, tener otras aficiones y diferentes inquietudes pero no conozco demasiados o al menos que lo hagan durante mucho tiempo.
Cuando uno hace deporte no se pone demasiadas expectativas; quizá te apuntes a un par de triatlones, una carrera popular… Cuando simplemente haces deporte, si hay ocasiones en las que no puedes salir a correr porque tienes demasiado trabajo o los tuyos te necesitan, no sientes un gran malestar por ello. El que entrena para competir sabe que tiene ciertas expectativas y compromiso y si un día no es posible entrenarse o se hace mal, se siente cierta incomodidad.
¿Me arrepiento de haber entrenado y competido en serio? NO. Lo volvería a hacer igual de duro o más, pero si volviese atrás en el tiempo dejaría de tomármelo tan en serio antes. Compitiendo triatlón se crea un carácter realmente valioso, todo el mundo debería experimentarlo, todos deberían sentir ese “subidón” de nadar, pedalear, correr y conseguir el objetivo; de aprender a vencer las dificultades, a ser perseverante pese a que los resultados no lleguen al instante. Nunca he sido un triatleta extraordinario pero si uno de ese numeroso grupo para los que este deporte es más que un pasatiempo y además obtiene buenos resultados. Quizá debería haber empezado antes a practicarlo simplemente para mantenerme en forma pero cuanto mejores son tus resultados, más complejo es salir de ese círculo tan demandante y extrañamente gratificante.
Satisfecho y orgulloso de haber competido hasta la extenuación, pero sintiendo bienestar al ser uno de esos que simplemente hace deporte; más contento de haber adoptado una mejor actitud hacia la vida mediante el triatlón que de tener, o haber tenido, el triatlón como estilo de vida.