Hace ahora 100 años, jóvenes de prácticamente todo el mundo estaban esperando órdenes en las trincheras europeas para entrar en la tierra de nadie. Muchos de los valientes murieron o terminaron mutilados, algunos sobrevivieron y unos pocos volvieron a casa junto a sus familias con una medalla que reconocía su extraordinario coraje.
No pocos de los que fueron a aquel infierno de gas, ametralladoras, barro, frío y enfermedades eran voluntarios. Muchachos agitados por un sentimiento patrio arriesgaron y dejaron sus vidas en Verdún, el Somme, Gallipoli: lugares donde los jóvenes se convirtieron en soldados y hombres capaces, lugares en donde muchos escaparon de algún sentimiento que les atrapaba más que el fango de cualquier trinchera. Ayer, hoy y siempre las personas tratarán de demostrar su valía con hechos extraordinarios, lo único que esta cambiando es la manera de hacerlo
Afortunadamente hoy no tenemos conflictos de aquella magnitud, pero entre nosotros siguen apareciendo héroes anónimos. El deporte ha cambiado la forma en la que las personas expresan su agresividad por lo que los nuevos héroes ya no visten caqui ni portan bayonetas, ahora se enfundan en lycra y neopreno, montan bicis de carbono y conocen las destrezas de sus rivales por Strava. Ahora son mujeres y hombres cotidianos que trabajan largas horas, cuidan de sus familias y un par de veces al año van al campo de batalla. Las trincheras están a pie de playa y cuando suena la señal saltan a la tierra de nadie durante más de 10 horas. No es sencilla la misión: 3,8 km pegándose con otros valientes, 180 km luchando contra el crono y 42 km sin más compañía que el cansancio.
Los nuevos héroes un tiempo atrás no eran capaces de nadar más de unos metros y su único contacto con el deporte era a través de una pantalla. Algo se removió dentro del guerrero para que ahora viva para preparar la batalla, aunque el auténtico soldado siempre da lo mejor a los suyos pese a estar exhausto. El balance consiste en crear las condiciones necesarias para convertir el maravilloso dolor y cansancio de un esfuerzo sobrehumano en el divino placer que produce el paseo triunfal de los últimos 195 metros. Son los soldados del día a día a los que las batallas de la vida cotidiana no les parecen suficiente y demuestran su coraje alcanzando desafíos extraordinarios solo aptos para cuerpos y mentes de hierro.
100 años más tarde las grandes gestas tienen lugar en Kona, Roth, Lanzarote… donde apenas hay sangre pero sí mucho sudor y lágrimas de valientes de todos los lugares del mundo. Medallas, paseos triunfales y novias/os que respiran aliviadas cuando los ven aparecer. Los héroes y heroínas de este siglo son los triatletas anónimos de larga distancia.
Por Hilario Real Millas
Hilario Real Millas. Licenciado en Psicología clínica por la universidad complutense de Madrid. Coach certificado en Life y Executive coaching en el Instituto Europeo de coaching, Coaching sistemico de equipos en la escuela Lider Haz Go y coaching deportivo en la Federación Madrileña de Natación con experiencia desde 2011. Entrenador de natación y Ciclo Indoor. Autor del blog www.edlitamcoaching.com y de artículos en varios medios así como de conferencias de deporte y motivación. Triatleta Elite en España y Australia desde 2006.
Hola Hilario,
Me llamo Enrique. Tras varios años de entrenamiento y experiencia humilde en el mundillo del triatlón, me dispongo en 9 días a debutar en la larga distancia. ¡Nada más y nada menos que en Lanzarote! De modo que comparto algunas de las cosas que mencionas en este artículo. Pero no todas.
¿De verdad comienzas tu escrito comparando a aquellos que VOLUNTARIAMENTE decidimos comprobar los límites de nuestros cuerpos y de nuestras mentes con este deporte, con los soldados de la I Guerra Mundial -o de cualquier otra guerra-? ¿De verdad? No es preciso que te explique la diferencia de miedo, angustia, horror, dolor… entre lo uno y lo otro, ¿verdad?
Por cierto, ya no existen conflictos de aquella magnitud (por ahora, crucemos los dedos), pero cualquier guerra es trágica. Grande o pequeña. Y sigue habiendo muchísimas en todo el mundo a día de hoy, ahora mismo, mientras tú y yo leemos cosas interesantes en internet, cómodamente desde nuestro sillón.
Enrique García Artero.
Hola Enrique.
Todo lo mejor en tu debut en un Ironamn.
Agradezco tu feedback. Es evidente que no es comparable un joven de 19 años que fue obligado a combatir en una trinchera con un triatleta de larga distancia en los terminos que tu citas, pero no son el miedo la angustia, horror y dolor los puntos en los que he centrado mis comparaciones.
Espero tengas una gran carrera en Lanzarote.
Saludos.
Hola Enrique.
Mucho ánimo en Lanzarote.
Agradezco su Feedback.
Es evidente que no es comparable en términos que usted cortacorrientes de la historia. y no son esos en los que he querido comparar el post.
Mi intención ha sido comparar la forma de demostrar la valía en 2 épocas diferentes de la historia haciendo protagonistas a soldados voluntarios y tiatletas de larga distancia.
Espero que tenga una gran día en su cita con el Ironman.
Muchas gracias por los ánimos mandados. Como decía, estoy de acuerdo con muchas cosas del artículo, pero no así con la comparación con los soldados.
Un abrazo y a seguir promoviendo el mundo TRI.