Siempre ha sucedido que cualquier producto en el que viniese escrito “Made in Germany” era garantía de calidad. Quien compraba algo con esta distinción sabía que se hacía con algo fiable.
Son muchos los alemanes que he conocido en Melbourne, puedo contar con los dedos de una mano los triatletas teutones con los que he entrenado y si algo tienen en común es que, sin dramas, consiguen el objetivo que se proponen. El dominio de los triatletas alemanes en Kona durante las últimas ediciones es aplastante. Son varios atletas y durante numerosos años, parece que se trata de una manera de hacer las cosas en vez de una mera casualidad. ¿Qué hace especial a los triatletas alemanes? He decidido preguntárselo directamente a uno de ellos.
Andreas es uno de mis atletas, compañero de equipo y amigo. Nacido en Kaiserslautern en 1974, es un prodigio de los números, ya desde niño disfrutaba haciendo cálculos. Estudió matemáticas en la facultad y bien podría haber continuado su carrera como profesor en su universidad pero prefirió tener una vida algo más excitante. En su camino ha logrado ser consultor para compañías líderes, ha estado un año viajando por el mundo con su preciosa mujer española, ha vivido en diferentes países, aprendido varios idiomas y además es el padre una niña de 3 años que lo adora.
Nunca fue un chico demasiado deportista y sus coqueteos con el triatlón empezaron en la segunda mitad de los 30. Andreas vio que se disputaría un triatlón olímpico y decidió inscribirse en la prueba. Contó las semanas que tenía por delante, se compró un libro de entrenamientos para triatlón, uno de natación y otro de acondicionamiento físico, también se inscribió en una web que durante un mes le mandaban los entrenamientos. Trazó un plan de entrenamiento en el que invertiría 8 horas semanales y lo cumplió de manera rigurosa. Ese fue el método que siguió para completar con éxito su primer triatlón. Análisis, diseño, plan de acción y ejecución, cómo un ingeniero del deporte. ¿Cuántos debutantes conocéis que hayan hecho algo parecido?
En mayo del pasado año se unió a Tri-Alliance con el reto de completar un Ironman. Potente montando en bicicleta, Andreas es uno de los que se pelea en el agua y corre con la fiabilidad de un automóvil alemán. Desde el primer día lo vi entrenando «cayese la que cayese», incluso cuando nadie a excepción de otro alemán y yo (porque era el entrenador) lo hacía. Nunca se quejaba, confiaba en el método sin juzgar si era mucho o poco y siempre con buen humor a pesar de que 4 días a la semana empezamos a las 5:45 de la mañana. El resultado habla por sí solo: 10 horas y 6 minutos en su debut en Ironman. Hubiesen sido menos de no haber arrastrado una lesión que le impidió entrenar con normalidad la carrera a pie. Si el primer día que lo vi en el agua alguien me dice que meses después le llevaría una hora nadar los 3.8 km, me hubiese reído a carcajadas, pero claro, inocente de mí, no conocía bien la perseverancia de los alemanes.
Cuando le pregunto por sus entrenamientos su respuesta siempre es numérica: watios, kms, ritmos… Monta un par de bicis con sus correspondientes medidores de potencia, utiliza varias aplicaciones para el análisis de sus entrenamientos y además hace cálculos matemáticos de su rendimiento durante las competiciones.
Andreas tiene voluntad de sobra para no perderse una sesión de entrenamiento y además la sensatez para no ejercitarse si esta lesionado. Entre ceja y ceja tiene clasificarse para Kona, el dice que no creé que lo vaya a conseguir pero sus cálculos y yo sabemos que lo va a lograr.
He podido observar un patrón en los triatletas alemanes que he conocido: medir la situación actual y el objetivo a lograr, trazar un plan y después adaptarse a él con una continua optimización y así hasta alcanzar el objetivo. Se dejan asesorar y mantienen el ego fuera del juego. No es que sigan cualquier plan, pero si le ven sentido, están al 100% con ello.
Organización, análisis y trabajo duro, No hay lugar para engaños, ni propios ni ajenos, simplemente se trata de hacerlo. Kienle, Frodeno, los hermanos Raelert y mi amigo Andreas, auténticos ingenieros del éxito en el triatlón, deportistas “Made in Germany”.
Great article on the diligent mathematical German!