¡No hace falta ganar el oro olímpico!

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Por HILARIO REAL MILLAS (psicólogo deportivo, coach y triatleta). No dejes de visitar su nuevo blog www.hilarioreal.com

Si miramos atrás en nuestras vidas y hacemos un sumario de las veces que hemos ganado y otro de las que hemos perdido, sin lugar a dudas la cifra de derrotas será mayor que la de éxitos. No creo que haya persona en este planeta que haya cosechado más victorias que derrotas, ni el más laureado deportista olímpico de todos los tiempos creo que pueda hacer un balance positivo de su número de triunfos.

Estamos recibiendo fracasos a mayor y menor escala de forma continua y absorbiendo las emociones que ellos representan. Sucede que no encontramos un trabajo, lo perdemos o simplemente nuestro empleo no es el soñado ni cuando éramos niños ni cuando nos dimos cuenta que la vida no era tan sencilla. Nos han roto el corazón, la chica con la que queremos quedar prefiere hacerlo con otro; el chico perfecto deja de serlo en un par de citas; nos han salido más “ranas” que metros ha nadado el tiburón de Baltimore.

Puedo seguir con los países que querías visitar y no lo has hecho, la cantidad de cosas que te gustaría tener en vez de desear, los buenos propósitos que se quedaron en eso. Por último todos tenemos una larga lista con mas casillas que tics de lo que imaginamos que conseguiríamos a nuestra edad. Parece que estamos diseñados a no lograr el éxito…

… Pero en este mar de derrotas algunos privilegiados hemos conocido el deporte de competición. No me puedo imaginar la sensación de ganar un oro olímpico, quien lo haya experimentado seguramente afirmará que ha merecido la pena la cantidad, seguramente ridícula, de esfuerzo, sufrimiento y dedicación. Alguien que gana y lo hace de esa manera tiene una actitud diferente en la vida y seguro que las derrotas cotidianas son más sencillas de digerir.

No he ganado un medalla olímpica pero sí he saboreado la victoria en el deporte. He vivido la experiencia de agarrar la cinta de meta en un triatlón, de salir el primero del agua en una travesía, he subido a lo más alto del pódium y recibido los aplausos, es una sensación que todos deberían experimentar. Ser el mejor por una vez ayuda a llevar no serlo a diario, ayuda a relativizar las derrotas.

Pero no solo he experimentado la victoria siendo el primero, sino también siendo el segundo, el tercero y hasta simplemente acabando. Todo el mundo debería sentir esa sensación al correr los últimos metros de una maratón, el momento de cruzar el arco de meta en el primer triatlón, alcanzar la cima de un gran puerto de montaña en un día frío pero soleado; ni me puedo imaginar lo que debe ser escuchar el famoso “You are an Ironman!” por primera vez. No hace falta colgarse la medalla de oro para sentirse victorioso y el deporte nos brinda la oportunidad de maquillar los sinsabores diarios, en la competición tenemos una gran ocasión para saborear la tan necesitada sensación de logro. No nos juzgues por tener esta sana adicción. Nosotros “sudamos” los problemas.

Uno puede ver como quien compite parece que tiene más resistencia a las bofetadas de la vida que todos recibimos. ¿No habéis sido testigo de cómo algunos cambian su actitud después de alcanzar su propio éxito en deportivo? Se debería invertir más en ello y enseñar a los humanos que lograr es un verbo poderoso y accesible para todos cuando se práctica deporte, nunca fue tan sencillo crear ganadores en un mundo de continuas decepciones.

Llamadme atrevido pero creo que para enfrentarse a las derrotas, cruzar el arco de meta de cualquier triatlón es algo más útil y contundente que leer a Paulo Coelho.

 

 

 

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