Foto: Garmin Barcelona Triathlon 2015 (Manuel Queimadelos)
Por HILARIO REAL MILLAS (psicólogo deportivo, coach y triatleta)
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Muchos de los triatletas que he conocido me han transmitido esta preocupación. Antes de la competición sienten una ansiedad desorbitada. Durante la prueba, especialmente en la natación, la ansiedad no siempre cesa. Este post lo escribo tras haber trabajado con un triatleta que sentía una ansiedad muy elevada antes de los triatlones, especialmente durante el transcurso de la natación.
Empecemos con una pregunta: ¿Qué es lo que le provoca la ansiedad al atleta? Incluso se puede ir un paso más atrás… ¿cómo tolera y se comporta ante las situaciones estresantes cotidianas?
Los altos niveles de ansiedad del triatleta pueden deberse a diferentes factores. No es lo mismo que le suceda por la presión de obtener un buen resultado, que por la incertidumbre de si podrá terminar la carrera. Puede que la persona tenga elevados niveles de ansiedad generalizada o que tenga miedo a encontrarse un tiburón. No es lo mismo que haya experimentado un episodio traumático en el agua, que se asfixie con el neopreno o que se pase con la cafeína antes de la prueba. Es elemental conocer a la persona y que está provocando realmente esa ansiedad que le impide demostrar su verdadero potencial.
Una vez que descarté algunos motivos e intuí otros, comencé el trabajo mediante una conversación con el triatleta.
En una primera parte se debe escuchar mucho más que hablar (80%-20%) e intervenir mediante preguntas que nos permitan conocer de forma más precisa los desencadenante de tal ansiedad y además hagan reflexionar al propio triatleta. Se le deja que hable y aporte información; además se le da la oportunidad de que se escuche a sí mismo.
En una segunda parte suelo asesorar pasando a tener un rol mucho más directivo. Se deben desmontar ciertas creencias que pueden estar provocando la ansiedad y enseñar técnicas de relajación, visualización y además aportar planteamientos alternativos con ciertos datos que el triatleta puede desconocer y le ayuden a rebajar la ansiedad que padece siempre y cuando no sea totalmente irracional.
Se puede ir haciendo un repaso de las situaciones que le generan ansiedad, preguntándole cuál es su nivel en una escala 1-10, preguntándole por lo que hace y las consecuencias que conlleva.
Me gusta repasar cómo son sus competiciones y de qué manera afectan sus preocupaciones en el cómputo global de la carrera, y a su vez los resultados deportivos en su vida cotidiana.
El triatleta debe comprender la utilidad de las técnicas y saber aplicarlas con autonomía; yo trato de asegurarme de que el atleta sabe ejecutarlas con autonomía.
Sesión de exposición:
Trabajo con el triatleta una sesión de exposición in situ del estímulo o proceso que genera la ansiedad. En caso de que el foco sea la propia prueba, no se puede tratar de forma totalmente real porque no hay posibilidades de organizar un triatlón para trabajarla, pero se puede generar y provocar sensaciones de competición.
El atleta irá definiendo su estado de ansiedad (1-10) durante cada una de las fases donde se trabaja, invitándole a parar y volver atrás si en algún instante supera el nivel 8 de ansiedad.
Se debe animar al atleta a trabajar con pequeñas metas acordando planes de acción para completarlas. Personalmente me gusta aconsejar desde un papel de mentor para facilitar los planes de acción.
La persona con la que trabajé fue uno de mis atletas, varón, en forma, pero sin experiencia en triatlón. Su consulta vino después de disputar un triatlón olímpico como primera prueba y haber experimentado grandes momentos de ansiedad. Estaba preocupado puesto que su segunda competición sería un medio Ironman.
El sujeto sufría una ansiedad generalizada bastante alta, que junto a las grandes expectativas, competitividad y falta de experiencia, le hacía anticipar el fracaso con sentimientos tales como que no acabaría o que haría el ridículo. Me centré en trabajar sus expectativas, su confianza y presentarle la competición como un premio y no un castigo, anticipando éxitos y no fracasos.
Le presenté datos objetivos y le expuse una visión diferente de la carrera. Él estaba obsesionado con la natación; le demostré que el porcentaje de tiempo que podia perder en el agua era mínimo respecto a la bici o corriendo. Con porcentajes y sumando tiempos descubrimos qué pequeños factores en el resto de la prueba influían más en el resultado final. Su confianza creció.
Por último, trabajamos intentando crear una situación parecida a la que vivía antes de las competiciones, simulando salidas en la playa, proyectando momentos estresantes que debía sentir y gestionar, y también marcando pequeñas metas a lo largo del entrenamiento aprendiendo a trasladar esta rutina a las competiciones.
El resultado fue un éxito, el deportista no solo compitió con mejores sensaciones sino que logró sus objetivos pese a cometer errores de “novato” durante la prueba.
No creo que sea conveniente que un entrenador ejerza como psicólogo de un deportista, debe saber que su rol es más motivador que “terapéutico”. Este articulo no es una guía sobre cómo un entrenador debe corregir un problema con la ansiedad de un deportista.