Nombre: Vicente Juan García Beneito
Fecha de nacimiento: 19/05/1976
Profesión: Bombero y atleta de ultrafondo
Frecuencia cardiaca en reposo: 34 ppm
Frecuencia cardiaca máxima: 187 ppm
VO2máx: 79-82 ml/kg/min
Equipo: Wild Wolf
Entrenadores: Antonio Xicotet y Pau Climent
Palmarés: 1º en Crossing Atacama-Chile (2012); 2º en Everest Trail Race-Nepal (2011); 16º en Maratón de Sables-Marruecos -1º español- (2011); 2º en Desierto de Hoggar-Argelia (2006); 2 medallas de oro en Olimpiadas de Policías y Bomberos (New York, 2011); 2 medallas de oro, 2 de plata y 1 de bronce en Olimpiadas de Policías y Bomberos (Vancouver 2009).
(Entrevista publicada en la revista Sport Training nº 42, mayo-junio 2012).
Vienes de ganar una de las carreras que componen los “4 desiertos”, concretamente el desierto de Atacama en Chile, 250km en 7 días. ¿En qué consiste una carrera de este tipo?
Atacama es una de las carreras más duras, tanto por su clima extremo como por su trazado, ya que se cruzan ríos de lodo, dunas, grandes salares, cañones que se convierten en verdaderos hornos y, sobre todo, que corremos por encima de 2500 m de altura. Se trata de recorrer 250 km en 7 días, con la 5ª etapa de 75 km.
Estas pruebas son consideradas de autosuficiencia, ¿qué lleváis en la mochila? ¿cuánto llega a pesar?
Autosuficiencia implica que debemos llevar todo el material obligatorio (saco de dormir, ropa, brújula, dos frontales, botiquín, navaja, espejo de señalización, saca-venenos, etc.) y toda la comida para la semana, que se convierten en un peso extra de aproximadamente 9 kg, más el líquido de los bidones, acabando en unos 5,5 kg que se agradecen muchísimo. Hay corredores que apuran mucho en la comida y se quitan un par de kilos, pero te arriesgas a quedarte corto y eso no tiene solución. Es curioso que cuando tienes todo encima de la cama para preparar la mochila, parece que no es posible que entre todo en ella, pero con un poco de orden sí que entra, sí, aunque parece que vaya a reventar en cualquier momento.
Sabemos que consideras de vital importancia la racionalización de tu comida y del agua. ¿Cómo lo haces?
Me la organizo en cuatro partes. Por un lado el desayuno, llevo papillas de mi hijo ¡que están riquísimas! y son un aporte de hidratos ideales para comenzar el día. Durante la carrera, opto por barritas energéticas y geles. Para la comida, utilizo comida liofilizada, variando entre pasta, puré, cuscús, etc. Finalmente, en la cena una dosis de proteínas para recuperar y cargar el músculo mientras descansa. Respecto al agua, tenemos 1,5 litros cada 12 km. En zona de meta te dan tres botellas más para pasar la noche y a la mañana siguiente te entregan otra para la salida.
¿Qué objeto consideras que no puede faltar en tu mochila?
En ocasiones pienso que el material obligatorio que obligan a llevar es excesivo como, por ejemplo, gorro y guantes en pleno desierto. No obstante eso lo piensas hasta que lo necesitas. Mi experiencia me dice que no puede faltarme una esterilla, eso sí, ¡recortada! (risas). Considero que el descanso es fundamental y dependiendo de dónde montes la tienda puede ser más o menos hostil. Además, la uso para hacer mis estiramientos. Muchos corredores la desestiman.
¿Cómo pasas de correr distancias más populares (10km, media maratón, algún que otro triatlón) al mundo de los Ultras?
En 2006, mi compañero de equipo de atletismo, Manuel Beneyto, me propuso correr con él una carrera por etapas en Argelia. Al principio me pareció una locura, pero pensamos que podía ser una aventura y una buena experiencia y así fue, ¡inolvidable!
Sabemos que el mundo de la larga distancia no está al alcance de todos ya que requiere un esfuerzo económico importante, ¿recibes algún tipo de apoyo?
Ahora mismo tengo la suerte de pertenecer al equipo de Wild Wolf, empresa que produce una bebida deportiva de última generación. No tardaremos en conocer su lanzamiento, es un proyecto muy ambicioso con una buena filosofía.
Fuiste “papá” el año pasado. Además, cumples con tu jornada laboral. Muchos lectores padres de familia se preguntarán cómo puedes compaginar los entrenamientos y la competición con tu día a día.
Me gusta que me hagas esta pregunta. Trabajo como bombero en Alcoy, por lo que mi horario me permite cumplir con un alto volumen de entrenamiento. Además, dentro de nuestra jornada incluimos un mantenimiento que nos permite realizar la parte de fortalecimiento. Mi mujer es policía, por lo que tiene bastante tiempo libre, y como también es deportista nos tenemos que turnar con el peque. De modo que, cuando termina uno, el otro ya está esperando para salir “pitando”.
Al dedicar entrenos tan largos y duros ¿encuentras dificultad para entrenar con alguien? ¿crees que es “clave” tener un compañero de entrenamiento para prepararse estas pruebas?
Sí, creo que es importante tener un compañero para realizar entrenos de calidad y rodajes largos. Se hacen sin duda mucho más amenos, pero también soy de los que les gusta entrenar sólo y encontrarme a mí mismo.
Como todos los que siguen un sueño en el mundo del deporte, ¿tienes alguna persona como referencia que te motive?
Sí, claro. Tuve la suerte de coincidir en Marathon De Sables con el italiano Marco Olmo, un amante del ultra fondo que, a sus 63 años de edad, costaba aguantarle el ritmo en muchas ocasiones. Creo que es un ejemplo para la sociedad, que envejece más psicológica que físicamente.
Tras acumular cuatro maratones bajo temperaturas de 35ºC y a 3300 m de altitud, como es el desierto de Atacama en Chile, ¿qué te pasa por la cabeza al tener que afrontar una etapa de 75 km con el dorsal de líder?
Aunque intento que el dorsal de líder no me pese, al final lo acaba haciendo. En esta carrera se me inflamó mucho el pie derecho en la 4ª etapa, antes de la etapa larga. Me provocó una bursitis en el empeine, por el roce de la zapatilla, y perjudicándome en el descanso al no dejar de pensar en la posibilidad de no poder acabar… Al final, aunque sufriendo mucho, pude acabar rompiendo a llorar como un niño pequeño, sacando toda la tensión acumulada.
En noviembre del 2011 corriste el Trail del Everest en Nepal. Sabemos que tuviste un error que te hizo conformarte con el segundo puesto. Además, ganó tu compañero de equipo David Ruiz. ¿Qué pasó?
Me pasaron varias cosas, pero la metida de pata la realicé el 5º, día en el cual me perdí en un valle perdiendo diez minutos y la carrera. ¡Menos mal que no perdí el 2º puesto también! A pesar de ello, terminé muy contento.
Uno de tus grandes resultados fue en la conocida Marathon Des Sables, 16º y primer español. ¿Confiabas en lograr tan buen resultado?
La verdad es que no esperaba verme tan delante en la clasificación, porque fuimos a coger experiencia y a ver cómo eran estas carreras en autosuficiencia, pero salió bien y obtuve un estupendo resultado a pesar de tener mucho fallos a la hora de decidir material, comida, etc.
¿Qué tipo de fallos te han hecho corregir estrategias, rutinas, etc.? ¿Algún consejo para “ultra-lectores”?
No soy una persona que me guste dar muchos consejos, sólo que hay que ir poco a poco tanteando las distancias y no meterse de golpe en algún “berenjenal” sin un cierto volumen de entrenamiento, para que la experiencia sea gratificante y no se convierta en una tortura. En mi primera carrera de larga distancia, como casi todo el mundo, fui más rápido de lo que se debía ir al principio ¡sin darme cuenta! y eso me pasó factura. Otro fallo que cometí en Sables fue llevarme un saco muy fino y pasé más frío que un “perrete chiquitín”, cogiendo una infección de garganta que me hizo pasarlo más que mal. Pero bueno, de todo se aprende.
Es bien sabido que la fuerza mental en estas carreras es fundamental. ¿Tienes caídas de motivación o de ganas de seguir adelante? ¿Qué haces o qué piensas cuando aparecen? ¿Alguna vez te ha pasado por la cabeza retirarte?
Sí, creo que es una parte muy importante que también se debe entrenar. Mi principal motivación es pensar en mi hijo que tiene 21 meses y eso me hace sacar fuerzas cuando crees que ya no las hay.
Alguna anécdota o curiosidad…
Jajaja, en esta última carrera, nos enteramos de que un corredor chileno, por no levantarse a hacer pis por la noche, se metía el bidón de agua dentro del saco y por la mañana se lo enjuagaba y lo llenaba de agua nuevamente. Los argentinos decían que “por la concha de su madre que aunque los viese muriéndose de sed que no les diera agua”. Nos reímos mucho.
Un entrenamiento favorito…
Mis padres viven a unos 50km de casa, y cuando vamos allí a pasar el día madrugo un poquito y me voy entrenando por la montaña. El hecho de llegar allí y encontrarme con toda la familia ¡me hace sentir muy bien!