LA GENÉTICA AL SERVICIO DEL DEPORTE DE ÉLITE

La genética al servicio del deporte de élite y el entrenamiento personalizado. El futuro en la detección de talentos

La medicina personalizada y el deporte de élite están viviendo una transformación silenciosa pero profunda gracias a los avances en genética. Aunque la prevención sigue siendo un pilar en salud pública, muchas estrategias aún se basan en recomendaciones genéricas que no contemplan las particularidades biológicas de cada individuo. La genética permite romper ese molde, ofreciendo información precisa sobre predisposiciones a enfermedades y capacidades físicas que pueden ser aprovechadas tanto en el ámbito clínico como en el deportivo.

En este contexto, las dos patentes desarrolladas por el investigador David Varillas en la Universidad Francisco de Vitoria —Marcadores de rendimiento muscular y Marcadores de eficiencia metabólica— representan un salto cualitativo. Con una simple muestra de saliva, es posible analizar hasta 5.000 variantes genéticas, muy por encima de las 200 que ofrecen otras soluciones comerciales. Esta densidad de información permite elaborar perfiles genéticos detallados que orientan decisiones en prevención de lesiones, nutrición, entrenamiento y salud cardiovascular, incluso anticipando riesgos como la muerte súbita antes de los 40 años.

David Varillas

En salud pública, esta tecnología abre la puerta a una medicina predictiva real. Imaginemos que cada paciente, al acudir a su centro de salud, pudiera someterse a un test genético que revelara riesgos concretos —hipertensión, obesidad, enfermedades cardiovasculares— y recibiera recomendaciones personalizadas para prevenirlos. Este enfoque no solo mejora la calidad de vida, sino que también reduce la carga sobre los sistemas sanitarios, haciendo que la medicina personalizada deje de ser una aspiración para convertirse en una herramienta cotidiana.

Pero es en el deporte de élite donde estos avances están mostrando un impacto inmediato gracias a estudios realizados por David Varillas. En este sentido, equipos como el FC Barcelona, el Athletic Club, el Sporting de Gijón o el Movistar Team ya utilizan estos perfiles genéticos para ajustar cargas de entrenamiento, prevenir lesiones y optimizar la nutrición. La genética permite identificar qué tipo de fibras musculares predominan en un atleta, cómo responde su metabolismo al esfuerzo o qué riesgos tiene de sufrir lesiones por sobrecarga. Esta información, integrada en el trabajo multidisciplinar de cuerpos técnicos, médicos y nutricionistas, permite diseñar planes de entrenamiento individualizados que maximizan el rendimiento y minimizan el riesgo.

Además, la genética abre una nueva vía para la detección de talentos. Al conocer el perfil genético de un joven deportista, es posible orientar su desarrollo hacia la modalidad deportiva que mejor se ajusta a sus características biológicas. Por ejemplo, un perfil con predominancia de fibras rápidas y alta tolerancia al lactato podría ser más adecuado para deportes explosivos como el sprint o el fútbol, mientras que otro con eficiencia aeróbica y resistencia mitocondrial podría destacar en ciclismo o triatlón. Esta orientación temprana no solo mejora el rendimiento futuro, sino que también reduce el abandono deportivo por frustración o falta de resultados.

 

El principal reto no es el acceso a la tecnología, sino la interpretación de los datos. Las patentes desarrolladas por David Varillas y su conocimiento en genética y genómica resuelven esta dificultad al traducir la complejidad genética en indicadores claros y prácticos, accesibles para médicos, entrenadores y nutricionistas. Así, la genética deja de ser una herramienta exclusiva de laboratorios para convertirse en un recurso funcional en el día a día del deporte y la salud.

Este enfoque permite avanzar hacia un futuro en el que el entrenamiento deportivo se diseñe en función del genoma completo del atleta. La posibilidad de conocer con precisión la respuesta genética al esfuerzo, la capacidad de recuperación, la sensibilidad a determinados nutrientes o el riesgo de lesiones tendinosas/ligamentosas y musculares, abre un nuevo paradigma: Entrenamientos personalizados desde la base, adaptados a cada perfil genético, que optimizan el rendimiento y prolongan la carrera deportiva.

En definitiva, estamos ante una revolución que no solo transforma la medicina y el deporte, sino también nuestra relación con la salud. Hacer un test genético debería ser tan habitual como medirse la tensión arterial: un procedimiento sencillo, que solo se realiza una vez en la vida, pero cuyos beneficios se extienden durante décadas. La genética aplicada con ética y responsabilidad tiene el potencial de transformar la salud pública y revolucionar el deporte de élite, ofreciendo entrenamientos más precisos, prevención más eficaz y una nueva forma de entender el talento deportivo.