«¿Qué estoy haciendo aquí? ¿por qué esté sufrimiento?»

Foto: Ducross Series (www.ducrosseries.es)

Por HILARIO REAL MILLAS (psicólogo deportivo, coach y triatleta). No dejes de visitar su blog www.hilarioreal.com

¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué este sufrimiento? ¡Éste es el último que hago, esta manera de padecer es absurda, solo quiero terminar para dejar de sentir dolor! ¡Estoy harto!

Si nunca has tenido un dialogo interno parecido mientras competías es porque no lo has hecho suficientemente deprisa, largo o la mezcla de ambos. Por mucho que uno entrene y esté en buena forma llega un momento en la competición en que o tu mente esta distraída con la euforia de tener una buena actuación o no dejas de lamentarte de la lastimosa situación que estás viviendo y arrepentirte del momento en que pagaste para participar en tal festival de sufrimiento.

La mente es determinante en nuestro rendimiento, tanto en entrenamientos como en competiciones. Quien sufre sabiendo que otros aun lo están pasando peor, conocedores de que finalmente conseguirán su objetivo, llegará a un nivel de rendimiento muy superior a quien lo hace ahogado en dudas y lamentos, los que más pronto que tarde terminaran derrumbándole.

¿Se puede crear un dialogo interno positivo? ¿Es posible deshacerse del lastre de los malos sentimientos cuando se tiene un mal día? Sí y también debes saber que antes de que aparezca la debilidad física lo hace la mental. Si los mensajes negativos afloran antes de la competición más vale comenzar a motivarse que terminar arrastrándose.

Voy a escribir sobre 3 maneras de crear un dialogo interno positivo y otra para cambiar el negativo cuando aparece en una competición.

  1. Mostrarse agradecido. ¿Cuántos de tus compañeros del colegio tienen la suerte de competir triatlón? ¿Cuál es el porcentaje de la población que puede decir que ha logrado o va a lograr lo que tú en el deporte? Tienes salud, buena condición física y carácter. Solo el hecho de estar en la salida en un deporte como el nuestro te hace ser una persona privilegiada, simplemente disfruta del premio de formar parte de todo esto. Sea cual sea tu objetivo o nivel, muchos quisieran poder estar donde estas tú.
  2. «Posturea”. Yo creo que no soy el único que cuando se ve “disfrazado” de triatleta se crece y siente que tiene un aura extraordinaria. El mono del club con tu apellido, las zapatillas voladoras, ruedas de perfil o la gente del club mirándote con una sonrisa cómplice son motivos para sentirse especial. Solo uno puede ganar y difícilmente vas a ser tú pero seguro que puedes hacer sufrir a unos cuantos. Sentirse (que no es lo mismo que creerse) un Gómez Noya o una Miriam Casillas seguro que te ayuda a competir con un “clic” que te hará ver el sufrimiento como una sensación gratificante y no como un castigo.
  3. Buenos recuerdos. Quizá hace un tiempo eras un fumador empedernido, vivías una vida rutinaria,  atravesabas un momento personal delicado y puede que tu relación con el deporte fuese totalmente pasiva. Mira tu evolución en este deporte, pese a su dureza seguro que no has dejado de vivir momentos únicos. Si recuerdas esa vieja bici, el nerviosismo de la primera carrera, el temor a las aguas abiertas, el agobio de la primera vez que te pusiste un neopreno… seguro que aquellos miedos te parecen un tanto cómicos desde donde estas ahora. Buena progresión la tuya y buenos recuerdos los que te ha traído este deporte tan sacrificado. Sin duda tú sabes como ir más lejos, más rápido.

¿Y si aparece? Si esa vocecita tediosa empieza a ponerte peso encima en un momento crítico, márcate una pequeña meta bastante asequible, lógrala, celébrala y que sirva de revulsivo para volver a los 3 puntos anteriores: Eres un privilegiado, muchos admiran lo que haces y… no te preocupes:  mañana, si no es en un par de horas, estarás bromeando sobre todo lo que estás pasando ahora mismo.

Para muchos la esencia del triatlón pasa por sentir cierto placer al llegar cerca del límite del sufrimiento y en eso consiste vivir la genuina experiencia de competir triatlón. Para mí lo que lo determina no está en las piernas sino en la cabeza. Si  los mensajes negativos están muy arraigados y no consigues crear un diálogo interno positivo, quizá haya un problema de fondo y debas hablar con tu entrenador sobre ello, parece que no estás disfrutando ni de lo que haces ni de cómo lo haces. ¿Merece la pena tanta dedicación a una actividad que nos genera esos sentimientos?

 

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