El triatlón como reto: una historia desde la desesperación hasta el éxtasis

Por HILARIO REAL MILLAS
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Cuando la vida se pone fea, cuando después de lo malo viene algo todavía peor, cuando parece que hemos perdido por completo el control de nuestras vidas, quizá en ese momento oír la palabra triatlón suena más como un reto que como un simple deporte. La historia de Kate es realmente inspiradora, aun más para los que están sufriendo y sienten algo tan relativo como es el dolor.
Aquí está su propio relato camino de la desesperación al éxtasis; una luz y guía para los que están padeciendo algo horrible, como Kate hace poco más de un año.

Siempre he sido una persona bastante activa, pero en octubre del 2013 me diagnosticaron un virus raro que me trajo artritis en todas mis articulaciones durante algunos meses y me dejó con algo conocido como el “síndrome de fatiga post virus”. Esto dejó mis músculos extremadamente débiles; tenía problemas para realizar tareas cotidianas como lavarme el pelo. Fue un gran sock, ya que anteriormente ¡era capaz de hacer dominadas! También me dijeron que tendría que hacer una recuperación completa de la artritis y de este síndrome; me llevó 6 meses hasta que volví a la normalidad.

En mayo del pasado año, cuando estaba casi lista para volver a hacer ejercicio físico, tuve una mamografía rutinaria, lo que he venido haciendo anualmente. Algo apareció en la mamografía para que mi médico quisiese hacer una biopsia. Cuando me dieron los resultados, me dijeron que tenia un cáncer de mama. Tenía 32 años, así que no lo esperaba. Unas horas después estaba en una máquina de resonancia magnética, preguntándome cómo demonios había llegado ahí, pensando cómo le iba a decir aquella noche por teléfono a mis padres, que viven en Dublín, todo aquello. Fue un momento surrealista, es difícil explicar lo que sentía. No creo que me sintiera enfadada, solo “acojonada”. Hasta 6 semanas después no tuve la imagen y el pronóstico. Transcurrido ese tiempo la doctora pensó que el cáncer se había esparcido. Pensé que iba a morir joven y además la muerte sería llena de dolor y sufrimiento. Este era un concepto extremadamente duro como para que entrase en mi cabeza. Suena como un cliché pero esto puso las cosas en perspectiva. Había tenido una buena vida, había visto mucho mundo, había tenido experiencias increíbles y había conocido gente maravillosa. Recuerdo pensar: “esto está más allá de mi control, que pase lo que tenga que pasar y si muero pronto, sé que no me arrepiento y que soy amada”.

Me operaron para quitar el tumor de mi pecho y una semana después tuve los resultados patológicos que fueron extremadamente positivos. El cáncer no se había extendido y era el tipo de cáncer de mama menos agresivo. Sentí que me devolvían la vida. Poco después de esto, me dijeron que no tendría que recibir quimioterapia pero tenáa que enfrentarme a 6 semanas de radioterapia. Estas fueron las mejores noticias, porque la quimio causa muchos efectos secundarios horribles, incluida la infertilidad.

Al mismo tiempo que estaba yendo a las radioterapia, estaba hablando con un buen amigo que vive en Brisbane y me contó que estaba entrenando para el triathlon de Noosa. Me habló sobre el grupo al que se había unido, sus sesiones de entrenamiento y pensé que era una gran manera de aprovechar el potencial del cuerpo. Entonces me prometí que cuando estuviera sana y en forma de nuevo tomaría parte en un triatlón en Melbourne y lo haría recaudando dinero para la investigación de la lucha contra el cáncer.

El pasado Enero sentí que estaba lista para empezar a hacer ejercicio de nuevo. Me inscribí en un triatlón distancia sprint para el mes de Abril, por lo que solo tenía tres meses para prepararlo. Este era un desafío enorme puesto que había estado inactiva durante más de un año, no me me había movido más deprisa que caminando durante ese tiempo y… ¡tampoco podía nadar! Podía hacerlo a braza, pero nunca había nadado crol en mi vida, aun así estaba decidida a conseguirlo, mi deseo era simplemente terminar la carrera. Me apunté a un programa de 6 semanas de entrenamiento para triatlón, que es donde conocí a Hilario. Lentamente empecé a volver a estar un poco en forma, pero la natación me estaba derrotando. Hice un curso de 8 sesiones, pero seguía sin poder nadar a crol el largo de una piscina de 25 metros. En una ocasión, durante una sesión de entrenamiento, estaba en un extremo de la piscina y el resto del grupo en el otro extremo. Tenía unas lágrimas dentro de mis gafas de nadar, no porque estuviese un largo por detrás, ¡llevaba 5 largos de retraso! Ni siquiera pude terminar esa sesión ya que estaba exhausta. Llegado a ese punto, decidí olvidarme de aprender a nadar a estilo libre, iría directamente a la carrera haciendo braza, espalda, perrito, flotando… ¡cualquier manera que pudiese manejar!

11798401_10152946546087073_714951464_nUna semana antes del triatlón Hilario me preguntó como iba mi natación y cuando le dije lo mal que estaba, él me ofreció entrenarme en la piscina. Tuve una sesión con él cuatro días antes de la carrera, pensando que nada cambiaría. Pero durante aquellos 90 minutos, averiguó muchos de mis problemas y me ayudó a solucionarlos. Al final de la sesión estaba nadando 200 metros crol sin parar y cuatro días después, el día de la carrera, ¡nadé 750m crol sin parar en aguas abiertas! No podía creerlo, aquel fue uno de los mejores sentimientos que jamas había tenido. Por supuesto fui la última en salir del agua, pero tenía una gran sonrisa de oreja a oreja. Lo recuerdo estando atenta a todos mis sentidos: la temperatura del agua, el color de las algas y rocas del fondo, el sonido de las burbujas saliendo de mi boca. Estaba viva, estaba sana, estaba usando mi cuerpo para crear aquella increíble experiencia.

11778041_10152946546102073_1195102260_nSí, iba cansada durante los segmentos de ciclismo y carrera a pie pero nunca sentí dolor. Dolor fue la operación, dolor fueron seis semanas de radiaciones, dolor era el estrés que hacía que se me estuviese cayendo mi pelo. Esto era sinergia, gratitud y una abrumadora sensación de alegría todo en un sentimiento. Cruzar la línea de meta aquel día, con todos mis amigos animándome fue un momento my profundo en mi vida. No solo marcaba el final de la carrera, para mí marcaba el final de mi calvario, como que finalmente había dejado atrás mis miedos. Desde entonces el panorama de mi vida es mucho más positivo y tengo una gran apreciación por mi cuerpo, por la naturaleza de la vida y simplemente por estar viva.

No creo que vaya a inscribirme en un Ironman pronto, pero de 300 contrincantes en mi carrera, batí a 25, ¡la próxima vez espero batir a 26!

Es incalculable la cantidad de golpes que nos llevamos a lo largo de nuestra vida, multitud de ellos sin habernos arriesgado a recibirlos, pero también es incalculable las oportunidades que dejamos escapar por desconocer nuestras aptitudes, por no encontrar la actitud adecuada, la que puede aparecer después de recibir uno de esos terribles golpes.

Kate organizó una campaña para recaudar dinero para (NBCF). Link a la web: http://www.nbcf.org.au, una organización que recauda fondos para la investigación del cáncer de mama. Hasta el momento ha conseguido recaudar mas de 8000€; puedes ayudar a que ésta siga aumentando en este link: https://nbcfsports.everydayhero.com/au/katelambe

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