Artículo: Análisis de la relación entre salud bucodental y rendimiento deportivo

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Artículo publicado en la revista Sportraining nº 55 (julio/agosto 2014). Autora: Dra. Conchita Curull (Directora médica de Clínica Curull. Delegada de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) en Tarragona. www.clinicacurull.com).

Las infecciones en dientes y encías aumentan el riesgo de sufrir lesiones musculares y articulares y recaer en aquellas que ya se han superado. La relación entre salud dental y rendimiento deportivo es directa y recíproca, ya que la dieta y el estrés de los deportistas de élite repercuten en sus dientes y encías. La mejor manera de evitar lesiones y problemas derivados de patologías o enfermedades bucodentales es la prevención.

La salud bucodental incide de manera directa en el bienestar de nuestro cuerpo. Patologías o enfermedades de la boca derivan, si no son tratadas por un especialista a tiempo, en complicaciones mucho más graves que pueden afectar a diversos órganos. La relación que nos ocupa, en este caso, es la que relaciona la salud bucodental con el rendimiento deportivo, cómo afecta al número de lesiones sufridas, los motivos, y una serie de recomendaciones para evitarlo.

Diversos estudios e investigaciones demuestran la incidencia entre la salud bucodental y las lesiones sufridas en el ámbito deportivo, tanto musculares como articulares y óseas. Los deportistas profesionales cuentan con equipos médicos multidisciplinares, compuestos por profesionales especialistas en todos los campos pero, en la mayor parte de los casos, no hay ningún odontólogo entre ellos. Pueden cuidar su salud general, conocer sus pulsaciones al detalle o vigilar su índice de grasa corporal diariamente, pero sólo miran los dientes cuando no encuentran explicación a determinadas lesiones.

Incremento del número de lesiones al realizar deporte, ¿a qué se debe?

Las infecciones bucodentales son uno de los principales motivos que incrementan el riesgo de lesionarse y recaer en aquellas ya superadas. Esto se debe a que la sangre traslada las bacterias de las infecciones bucodentales a los músculos y articulaciones, lo que conlleva pérdida de tono fibrilar y provoca mayor índice de desgarros en tejido muscular, dolores en las articulaciones y problemas en los tendones.

Las bacterias pueden acceder al torrente sanguíneo en cualquier parte del cuerpo, pero la resistencia de la piel y el vello se lo impide. Sin embargo, en este sentido, cabe destacar que la encía es uno de los tejidos más propensos a la acumulación de bacterias y microorganismos perjudiciales, así como más “permisivo” a la hora de impedir su entrada en los capilares y vasos sanguíneos.

Una simple caries puede derivar en problemas más graves en otra parte del cuerpo, con especial atención a micro roturas y roturas fibrilares, además de lesiones articulares. A medida que la infección se agrava, el riesgo de producirse una de estas lesiones aumenta de manera exponencial.

Existen otras patologías bucodentales que, de igual manera, derivan en problemas que reducen la capacidad del deportista para alcanzar su máximo nivel. En este sentido, el bruxismo es una de las patologías más comunes. Se trata de una acción inconsciente, que consiste en rechinar o apretar los dientes intensamente y se considera el reflejo de la tensión nerviosa en la boca.
El bruxismo afecta a más de la mitad de la población, y en el último año han aumentado los casos en un 30%. Esta patología provoca dolor de cabeza, en la mandíbula y en los oídos, así como contracturas en la zona cervical y en la musculatura trapezoidal. Esto dificulta girar el cuello e impide realizar determinados movimientos en los que intervienen las articulaciones superiores.
El bruxismo deriva en el desgaste en las piezas dentales y roturas de las mismas, lo que dificulta la masticación y trituración de los alimentos, disminuyendo su aporte nutritivo. En estos casos la digestión requiere de un mayor gasto de energía, por lo que la resistencia física es menor.

Relación directa y recíproca

La relación entre rendimiento deportivo y salud bucodental se relaciona de manera directa pero, además, también de manera recíproca. Según un estudio publicado en el British Journal of Sports Medicine, realizado entre más de 300 atletas participantes en los JJ.OO. de Londres, los deportistas de élite tienen peor salud bucodental que las personas que no realizan deporte o aquellas que lo practican de manera amateur. El director de este estudio, el profesor Ian Needleman, afirmó que “para una edad similar, la salud dental de los atletas es significativamente peor”. Esto se debe a la alimentación de los deportistas de élite, que ingieren grandes cantidades de carbohidratos de manera regular, además de refrescos azucarados. Además, el estrés de la competición y los elevados entrenamientos influyen en su salud bucodental, principalmente en patologías como el bruxismo.

Según los datos del estudio, el 55% de los atletas tenía caries, el 45% sufría erosión dental, el 76% padecía gingivitis y el 15% periodontitis. Además, el 40% se mostraba preocupado por su salud bucodental; el 28% afirmó que le afectaba a su calidad de vida y el 18% que le afectaba a su entrenamiento y rendimiento. Alrededor del 50% de los atletas analizados reconoció que no había acudido al dentista en el último año.

Cómo reaccionar a tiempo

La mejor manera de evitar lesiones y problemas derivados de patologías o enfermedades bucodentales es la prevención. La asistencia al dentista dos veces al año para realizar chequeos y limpiezas periódicas así como la higiene dental personal son claves para la prevención de enfermedades que repercutan en músculos y huesos.

Es importante, además, que se acuda a un odontólogo cuando aparezcan determinados problemas. Por ejemplo, el sangrado de las encías al cepillar los dientes o rastros de sangre al despertar son síntomas de que el paciente sufre algún problema, como gingivitis. El tratamiento adecuado de esta patología impedirá que derive en periodontitis, que afecta a las encías y al hueso maxilar.

DECÁLOGO DE CONSEJOS PARA CUIDAR LA SALUD BUCODENTAL DE LOS DEPORTISTAS:

1. Modera el consumo de bebidas energéticas: Este tipo de bebidas son muy ácidas, lo que provoca un deterioro irreversible en las piezas dentales debido a los daños en el esmalte y al aumento de la sensibilidad. Se recomienda esperar una hora para cepillarse los dientes tras consumirlas ya que, de lo contrario, el ácido presente en ellas se extiende y aumenta su acción erosiva.

2. El bruxismo tiene fácil solución: Es una de las patologías más comunes, y sus casos han aumentado más de un 30% en el último año. El bruxismo es una acción inconsciente de rechinar o apretar los dientes intensamente y se considera el reflejo de la tensión nerviosa en la boca. Basta con una férula de descarga personalizada y unos masajes en la mandíbula para reducir el estrés. Se debe vigilar especialmente el bruxismo al realizar determinadas actividades, como el levantamiento de pesas, por ejemplo, que potencian que se aprieten los dientes. El bruxismo conlleva sobrecargas y contracturas en la zona cervical y musculatura trapezoidal, desgaste y rotura de dientes, además de cefaleas y dolor de cabeza.

3. Protectores bucales: Los protectores bucales reducen drásticamente el riesgo de sufrir rotura de piezas dentales y lesiones en la mandíbula y en la articulación temporomandibular. A pesar de que la mayor parte de los deportistas no utilizan estos protectores –salvo en algunos deportes en los que son obligatorios–, se recomienda su uso a todos aquellos que practican deportes en los que haya contacto. Además de proteger, obliga a mantener la boca en una posición correcta..

4. Vigila tus caries: Una simple caries puede derivar en problemas más graves en otra parte del cuerpo, con especial atención a micro roturas y roturas fibrilares, además de lesiones articulares. El motivo es que las bacterias, si la caries no se trata a tiempo, acceden al torrente sanguíneo a través del nervio dental

5. Asiste al dentista con regularidad para realizar limpiezas periódicas y cuida la higiene diaria: una limpieza cada seis meses incide de manera directa en la salud de nuestra boca y ayuda a evitar problemas. El tiempo es el factor determinante y la prevención la mejor cura.

6. ¿Cómo encajan tus dientes?: Una oclusión incorrecta provoca desequilibrios y dolores musculares en el cuello y en la espalda. Esto se debe a varios motivos. En primer lugar, la oclusión dental incorrecta provoca que la fase de masticación consuma más energía de la necesaria, lo que sobrecarga determinados músculos que no deberían realizar ese trabajo, o no deberían realizarlo de una manera tan intensa. Además, si no encajan las piezas dentales al cerrar la boca, las fuerzas que ejercen los dientes entre sí provocan que se descompense la musculatura relacionada con la articulación temporomandibular.

7. Gingivitis y periodontitis, los mayores enemigos: La salud bucodental depende de los dientes, pero éstos son tan importantes como las encías. La gingivitis, que provoca el sangrado tras cepillarse o masticar alimentos más duros, es la fase previa a la periodontitis, que desencadena la pérdida de hueso y piezas dentales, así como la retracción de las encías.

8. Dieta, cuidado con los carbohidratos: A pesar de los beneficios de los carbohidratos para la práctica deportiva, la ingesta continuada de estos alimentos perjudica la salud de nuestros dientes y encías, puesto que estimulan la formación de placa bacteriana. Si dicha placa no es removida adecuadamente con el cepillado, provocará gingivitis y/o caries.

9. Refrescos azucarados: Si tus dientes pudiesen hablar contigo, te dirían que no consumieses este tipo de bebidas, debido al alto contenido de azúcares presente en ellas.

10. Modera los chicles: En este sentido, hay una parte buena, y es que los chicles sin azúcar y con xilitol ayudan a limpiar los dientes y estimular la secreción de saliva; si no te puedes cepillar los dientes después de comer, es recomendable masticar chicle para ayudar a limpiar las piezas dentales. Sin embargo, masticar chicle obliga a la mandíbula a realizar un trabajo extra en la musculatura, lo que deriva en sobrecargas en los músculos que intervienen en este proceso, dolor de cabeza e, incluso, contracturas en la zona cervical.

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