Entrevista a Alberto Contador (octubre 2007)

 

ENTREVISTA PUBLICADA EN EL Nº 15 DE LA REVISTA SPORTRAINING (noviembre/diciembre 2007)

 

Alberto Contador, con su victoria en el Tour de Francia 2007 y su carisma,  se ha convertido en el nuevo ídolo del ciclismo español haciendo renacer entre los aficionados la ilusión por este deporte. Quedamos con él en Pinto, su pueblo, para pasar un rato ameno y que nos contara algunas de sus vivencias y secretos, descubriendo que aparte de un gran campeón es una grandísima persona.

 

Fecha de nacimiento: 6 de diciembre de 1982

Vive en: Pinto (Madrid)

Altura: 1,76

Peso: 59,5 kg (en forma)

Frecuencia cardiaca en reposo: 34

% grasa: 6,5 – 7 (en forma)

 

¿Cómo fueron tus inicios en el ciclismo?

Bueno, pues cuando empecé… ya había pasado por otros deportes como el atletismo o el fútbol, aunque el fútbol a veces no me gustaba ya que chupaba mucho banquillo, y el atletismo la verdad es que sí me gustaba bastante, sobre todo el cross que no se me daba del todo mal. Pero mi hermano empezó a salir con una peña cicloturista y  a él le compraron una bicicleta nueva y yo me quedé con la suya antigua, con rastrales, muy vieja, y empecé a salir con ellos y dejando los otros deportes ya que la bicicleta te da una libertad que los otros igual no, y al tercer o cuarto día que salí ya la estaba dando caña a mi hermano. Y ya al año siguiente, con quince años, me apunté a un equipo ciclista aquí en Pinto.

 

¿Empezaste a competir pronto?

Empecé a competir de cadete de segundo año (con 15 años). El primer año no iba mal aunque me costaba un poquito colocarme al no estar acostumbrado a las competiciones. Ya al año siguiente en juveniles solía ganar muchas carreras, sobretodo los premios de montaña. Algunas veces perdía las carreras porque tenía obsesión por ganar los premios de montaña.

¿Desde el principio has destacado en la montaña?

La verdad es que sí, siempre estaba destacando en la montaña, hasta que pasé a amateur en un equipo filial de la Once, donde tenían bicicletas de contrarreloj y empecé a practicarlo y me gustaba. Pero el seleccionador no contaba conmigo, y se hizo el campeonato de Madrid y estuve entrenando con la cabra para ir y fui subcampeón de Madrid. Entonces me seleccionaron para el Campeonato de España de contrarreloj y fui medalla de bronce siendo mi primer año de amateur. A partir de ahí fui compaginando la montaña con la contrarreloj en amateur y la verdad es que fueron las cosas muy bien. Al año siguiente fui campeón de España de contrarreloj sub-23 y gané otras dos o tres cronoescaladas, la de la vuelta a Palencia… bueno del tercer puesto no bajé en ninguna contrarreloj.

 

¿En tus inicios quienes fueron las personas que más te ayudaron?

Bueno sin duda que la familia. Yo tengo una situación especial ya que somos una familia de cuatro hermanos, yo soy el tercero, el pequeño tiene parálisis cerebral, y la verdad es que eso te limita mucho a tu familia, requiere muchos gastos y además mucho tiempo, e igual que otros padres estaban siempre con los corredores en todas las carreras pues mis padres no podían, no tenían tiempo para ello. Eso creo que me ha sido beneficioso ya que en ningún momento me han presionado. Mi familia me ha estado apoyando  constantemente de la manera que podía, la verdad es que sin la ayuda de mi familia hubiese sido imposible llegar donde he llegado.

¿Tienes alguna anécdota de esos comienzos?

La verdad es que tengo muchas anécdotas, pero recuerdo mucho cuando salí a entrenar al principio con una Orbea antigua de cuatro piñones, con rastrales y los cables por fuera, con una sudadera con capucha, los compañeros iban con los últimos modelos de bici, casco, gafas… y me decían ¡globero!, pero llegamos a una cuesta que hay por aquí por los alrededores de Pinto y les dejé a todos atrás y a partir de entonces la verdad es que ya dejaron de reírse de mí.

Otra anécdota es que estando en juveniles y sin coche para ir a entrenar a los puertos, un día fui con una amiguete amateur que tenía coche, dejamos el coche en Villalba para salir a entrenar por allí y se me habían olvidado las zapatillas de bici en casa, así que me puse mis zapatillas de calle con un cubrebotas para que no pareciera demasiado “globero”, además eran unos pedales de un modelo muy pequeñito, y me hice el puerto de la Morcuera y de Cotos que cuando llegué a casa tenía unas ampollas impresionantes de apoyar en el pedal.

Hubo muchas personas que me echaron una mano, la verdad es que en todos los equipos en los que he estado me han tratado muy bien. Mi primer equipo, la Uni de Pinto, que me dieron una bicicleta para cadetes y juveniles y me llevaban a todas las competiciones

 

¿Cuándo tomas la decisión de pasar a amateur y condicionar ya tu vida al ciclismo?

Pues mira… aunque quizás en casa no estuvieran muy de acuerdo, yo tenía claro que quería dedicar mi vida al ciclismo, aunque tuviera que dejar los estudios. En ese momento pensé que la mejor elección era irme al Iberdrola que era un equipo filial de la Once. Entonces tenía que pasar largas temporadas en el País Vasco. Empecé muy bien, ganando carreras de cierto prestigio, y la verdad es que me salió bien, fue una buena elección.

Este año, con tu llegada al Discovery Channel de Johan Bruyneel, ha supuesto un punto de inflexión en tu carrera ¿ha sido tu primer año como líder claro en un equipo?

Sí, bueno anteriormente ya había sido líder en muchas carreras, aunque siempre había un corredor como líder del equipo. En la Paris-Niza fueron pensando en mí como líder aunque Leipheimer estaba también bastante fuerte.

La verdad es que sí ha sido un punto de inflexión. El año pasado tenía varias ofertas de varios de los mejores equipos del mundo, algunas económicamente más suculentas que la de Discovery pero yo pensé más en una inversión, ya que Johan llevaba ya cuatro años intentando ficharme desde que pasé a profesionales, había mucha gente que yo ya conocía y era un equipo que siempre me había atraído, con la idea de preparar el Tour, además yo siempre he admirado mucho a Armstrong, y mira… he acertado de lleno, quizás en otros equipos también hubiera tenido un buen rendimiento pero no hubiera tenido este gran equipo que ha trabajado tanto para mí para defender el liderato.

 

¿Se te compara mucho con Armstrong?

Bueno… la verdad es que sí, a la gente le gusta mucho comparar. Para mí es un orgullo que me comparen con él, aunque sí que es verdad que cada uno somos diferentes y está claro que él es mucho mejor que yo ya que ha ganado siete tours. Sí que es verdad que también nos asemejan un poco porque tuvo el problema del cáncer, tuvo una situación muy difícil y tuvo que sobreponerse a todo ello, y yo también tuve mi problema, un derrame cerebral.

Cuéntanos qué fue lo que te pasó

Pues era creo que en mayo del 2004, iba a debutar en el Tour de Francia con 21 años y sabía que todas las carreras previas que iba a hacer las tenía que aprovechar.

Tenía unos dolores de cabeza muy fuertes, pero yo sabía que tenía que entrenar y salía como fuera. Cuando llegó la clásica de Alcobendas me acuerdo que el día anterior ni entrené del dolor de cabeza que tenía pero yo quería correr, salí a correr y cuando llevábamos ciento y pico kilómetros de carrera iba con el pelotón en llano y me empezaba a quedar, le dije a Manolo Sáiz, que era mi director, que me sentía muy mal y me dijo que me parara así que abandoné. Luego fuimos a Asturias a la subida al Naranco y a la vuelta a Asturias. Yo seguía con fuertes dolores pero en la subida al Naranco aunque me quedé al final pude aguantar y ya me animé bastante. Luego teníamos un día de descanso y después la Vuelta a Asturias y ya en la primera etapa recuerdo que empecé a tener convulsiones y me caí. Tuve la suerte de que el médico de carrera iba justo detrás y me pudo poner rápidamente el tubo de Guedel, me llevaron al hospital y vieron que tenía un coágulo de sangre, aunque no sabían si lo tenía de antes o después de la caída. Me mandaron para casa para esperar unos días a que se diluyera el coágulo y a los 8 días empecé otra vez a convulsionar en mi casa de madrugada. Me llevaron al hospital y estuve en la UVI una semana, luego me fui estabilizando un poco con la medicación y me llevaron a planta para ver que es lo que podía tener y descubrieron que lo que tenía era un cavernoma cerebral, que es un ovillo de capilares que lo tienen el 10% de las personas, es algo congénito, que a algunas personas como a mí les puede sangrar a los 20 años y en cambio otras no se enteran nunca de que lo tienen. Me dijeron que me podía operar o no, con el riesgo de limitarme la vida, no poder montar en bici, no poder conducir, siempre dependiendo de alguien…, así que no dudé y me dije que me tenía que operar, en ese momento no pensé para nada en la bicicleta sino en mi vida. Me operaron en el hospital Ramón y Cajal, muy buenos médicos, no me afecto ni a la vista, ni al gusto ni al carácter que era el principal riesgo. Luego, después de esto estuve seis meses parado, entrené un mes y en la primera carrera a la que fui, el Tour Down Under en Australia, gané la etapa reina y sobretodo recobré mi ilusión, creo que esa fue mi victoria más importante, incluso más que el Tour.

 

Entre tus características como ciclista destacamos tu templanza en carrera, el saber siempre cuando debes atacar…

Bueno, siempre he tenido buena visión para ver el mejor momento de carrera, aunque claro… eso sólo cuando “tengo piernas”, que es cuando lo puedes ver de una forma más fría y calculadora. Creo que aprovecho bien mis oportunidades, sobre todo en la montaña porque confío mucho en mí y cuando ataco lo hago muy fuerte. Creo que eso es algo más bien innato.

Tu estilo de pedaleo es el clásico estilo “molinillo” que popularizó Armstrong. ¿Cuál es tu cadencia óptima de pedaleo?

Mi cadencia en llano es sobre 110, ir con mucho desarrollo a mí no me va bien, lavo mejor el ácido láctico con una cadencia más alta que me permite llegar al último puerto más fresco y con fuerzas suficientes si hay que bajar piñones al final para atacar. Aunque mucha gente me dice porqué no bajas un piñón lo que hay que mirar es la potencia en watios que llevas en ese momento, que yo la consigo más alta con mayor cadencia y menor desarrollo. La verdad es que tras mucho tiempo entrenando y analizando llegas a la conclusión de qué es lo mejor para ti, simplemente comparas la velocidad y el ácido láctico que produces a 80 pedaladas con el de ciento y pico y… ves qué es lo mejor para ti. También es cierto que lo del “molinillo” es una cosa innnata, y aunque se pueda entrenar no todo el mundo puede hacerlo, pro ejemplo Ulrich es todo lo contrario.

Este tipo de trabajo, de cadencia muy alta, es algo que siempre lo he realizado, aunque al pasar al Discovery es verdad que es algo que he mejorado mucho en ese sentido. El preparador físico de Discovery, Pepe Martí, ha trabajado mucho conmigo y esto ha dado sus frutos, hemos trabajo mucho siempre viendo la relación cadencia-watios y la produción de ácido láctico. Al final lo que interesa es mover los máximos watios posibles economizando lo máximo posible.

 

¿Qué importancia das a la labor del preparador físico en los equipos?

Pues mucha porque la verdad es que el director técnico tiene ya muchas labores y compromisos y no puede dedicar tiempo para ser director, entrenador, preparador… todo a la vez. Yo creo que cada uno tiene su función determinada, el director, el preparador y el doctor. Pienso que últimamente la preparación física del ciclista se va modernizando, yo tengo la suerte de que conozco muy bien mi cuerpo, sé que es tan importante entrenar como descansar… y lo analizo todo bastante.

¿Cuáles son los parámetros que más guían tus entrenamientos?

Sin duda los watios. Anteriormente me guiaba más por el pulso, pero eso es algo muy variable. El trabajo importante y efectivo es por watios y teniendo buena gente que te asesore es como puedes llegar bien a una carrera. El tema de lactato también es muy importante. Mi principal virtud es que “lavo” muy bien el ácido láctico, lo importante es controlar que no se te dispare y aguantar con la máxima potencia posible y el máximo ácido láctico que toleras. Por ejemplo en un puerto muy largo como es el Gallibier en el Tour, te interesa acumular el menor ácido láctico posible para llegar al último tramo con las piernas lo menos cargadas posible. Siempre hay unos parámetros que hay que controlar para mejorar el rendimiento.

 

¿Qué sistema utilizas para controlar los watios?

Yo uso el SRM, que es el más utilizado por los ciclistas. Después del entrenamiento lo pasas al ordenador y puedes analizar mil cosas, por ejemplo comparar un mismo puerto varios días. La verdad es que es una herramienta que ya voy controlando bastante, aunque todavía hay cosas que aún no sé aplicar, porque hay muchos ciclistas que lo llevan, miran a ver a cuantos watios van y ya está, luego no saben que hacer con ello y cómo utilizarlo. Es muy útil para la programación de los entrenamientos.

 

En la famosa “operación puerto” salió a relucir tu nombre y no pudiste correr el Tour del 2006, ¿cómo te afectó?

Sin duda fue un golpe fortísimo. Recuerdo que estaban mis padres allí en el prólogo. Y dos días antes me dicen que mi nombre aparece ahí en una lista… me quedé completamente impresionado, dije “eso es imposible, qué hacía yo ahí en una lista de una persona que ni conocía ni había hablado nunca con ella ni ningún tipo de relación, me quedé alucinado. Me dijeron que no podía participar. Lo recuerdo como uno de los peores fines de semana de mi vida. Se te quitan muchas ilusiones después de estar trabajando tanto tiempo y que no te dejen correr. Si bien es verdad que unos días después se clarificó lo mío, la UCI hizo un comunicado en el que se decía que mi relación con la operación puerto era nula, aunque el daño ya estaba hecho y es una cosa que siempre me van a estar preguntando y cuestionando algunos periodistas. La verdad es que es una lacra que siempre llevaré en mi carrera.

Alberto Contador con José Enrique Quiroga y Roberto Cejuela (director y subdirector de Sportraining -octubre 2007-)

 

¿Por qué crees que el Tour es la mejor carrera del mundo?

Pues ni más ni menos porque luego llegas a Pinto donde la mayoría nunca me han visto y te encuentras con más de cinco mil personas esperándote en una plaza, cuando con otras carreras que he ganada pues nada de nada. Bueno la verdad es que el Tour es el Tour y es un espectáculo, creo que es el espectáculo deportivo que en más países se retransmite después de los JJ.OO. y los mundiales de fútbol. La repercusión que tiene es alucinante. Yo cuando acabé el Tour me veía en todas las televisiones, todos los periódicos, todo el mundo hablaba de mí. Es alucinante como la gente acude a ver una etapa, esperando muchas horas para guardar sitio y luego verlo sólo unos segundos porque vas a 60 km/h, sólo para verte y animarte. Es la mejor carrera del mundo, donde van los 200 mejores corredores del mundo al 100% para conseguir un buen resultado.

 

¿Cómo se planteó y se desarrolló el Tour?

La verdad es que todos los entrenamientos de la temporada me estaban saliendo muy bien. Siempre con entrenamientos yendo a ritmo pero sin perder esa explosividad que tengo. Los datos del SRM que íbamos sacando eran muy buenos y Pepe Martí me dijo que estaba seguro de que íbamos a llegar a un nivel muy alto. De cara al Tour yo pensaba en mis posibilidades, aunque teníamos a un corredor como Levy Leipheimer que me quitaba mucha responsabilidad en este aspecto, o como Popovich. Aunque a medida que iba avanzando el Tour iba cayendo más responsabilidad en mí, pero las piernas me iban respondiendo. En el prólogo empezó la cosa por buen camino, luego llegamos a la primera etapa de montaña en la que no perdí ni un solo minuto y llegue muy entero pues… sabía que la cosa iba muy bien aunque no sabía cuanto iba a poder aguantar. Aunque el día del Obisque ya iba con “la luz de emergencia” encendida pero pude aguantar salvando muy bien los muebles, perdiendo sólo 35’’ con Rasmussen. Y en la última contrarreloj iba con mucha confianza aunque con una responsabilidad enorme, con mucha presión que te metían en las ruedas de prensa, hablándote más de lo extradeportivo… pero la verdad es que lo llevé bastante bien. La noche antes de la contrarreloj dormí muy bien. Y conseguí mantener el liderato aunque en algunos momentos temí por ello ya que Cadel Evans iba fortísimo, también Leipheimer. Creo que esa contrarreloj final fue un espectáculo muy bonito para el espectador.

Cuando paso lo de Rasmussen me sentí un poco raro. Yo pienso que no debía haber sido expulsado porque si es verdad que se saltó esos controles pues que no le hubiesen dejado salir pero lo que no puede ser es que salga y luego le quiten. Cuando me dijeron que iba a ser yo el líder  por su descalificación la verdad es que no sentí ningún tipo de alegría, y al día siguiente no porté el maillot de líder, pero luego en la contrarreloj ya sí que ví que tenía que luchar por ello y me di cuenta de que el Tour era mío

 

Para finalizar ¿quieres dar algún consejo a nuestros lectores?

Pues sólo una cosa, para conseguir llegar a las metas que uno se plantea hay que luchar todo lo posible por conseguirlo y esforzarse y cuidar hasta el mínimo detalle, por ejemplo en un Tour si te acuestas todos los días una hora antes, al final has dormido un día entero más. Hay que creer siempre en uno mismo y sacrificarse siempre en los entrenamientos. Yo tengo una frase que siempre me da resultado “querer es poder”, y hay que trabajar todo lo posible para que esa frase se haga realidad.

 

¿CÓMO ENTRENA ALBERTO CONTADOR?

Intensidad de Entrenamiento

El control de la intensidad del entrenamiento viene marcado por los watios de potencia. Éstos los mide usando el SRM en su bicicleta. En función de los parámetros de intensidad (umbral aeróbico y anaeróbico) determinados en las pruebas de laboratorio, Alberto entrena a la intensidad de watios que corresponde, siendo la Frecuencia Cardiaca un parámetro tomado como referencia pero no como medida de la intensidad del entrenamiento, por su gran variabilidad.

La cadencia de pedaleo, es otro parámetro muy tenido en cuenta en su entrenamiento. Ésta viene determinada por la cadencia óptima a la cual, Alberto, obtiene los mejores valores de producción y aclarado de ácido láctico (cuando más produce y más rápido es capaz de eliminarlo). Su cadencia óptima en terreno llano oscila sobre las 110 rpm (revoluciones por minuto), siendo este valor inferior cuando el terreno es subida.

 

Planificación anual:

Alberto, actualmente, planifica su temporada con el objetivo principal de la disputa del Tour de Francia. Para ello, comienza en el mes de noviembre y diciembre, con un periodo de entrenamiento invernal, en el cual, durante el mes de noviembre predominan los días de acumulación de entrenamiento aeróbico de baja intensidad mediante caminatas a pie de 4 ó 5 horas de duración, combinados con días de trabajo en gimnasio, unos 3 a la semana, donde principalmente ejercita el tren inferior y seguidos de trabajo sobre la bicicleta. Este año, también le gustaría incorporar la natación a este periodo de la temporada. Cuando se adentra el mes de diciembre, hacia enero, van disminuyendo las sesiones de gimnasio y de caminar e incrementándose las sesiones específicas de ciclismo, aumentando progresivamente el volumen de las mismas.

En enero se decide el calendario definitivo de competiciones a afrontar, y en función de éste se vuelve a planificar el entrenamiento. El objetivo es llegar al 100% al Tour de Francia, pero teniendo en cuenta el formato de competición del ciclismo en ruta, donde se suceden los días de competición, el parámetro más importante a planificar es la recuperación después de cada competición. Así pues, durante enero y febrero realiza un acúmulo de volumen de entrenamiento aeróbico en kilómetros en bicicleta y comienza el calendario de competiciones. Como primer pico de forma, sin ser su 100%, como por ejemplo esta temporada la Paris-Niza, afronta una vuelta por etapas importante con el objetivo de disputar la clasificación General. Después continua con el calendario de competiciones, pero siempre cuidando mucho el descanso y la recuperación en la relación competición-entrenamientos. Puesto que Alberto consigue adquirir su mejor punto de forma de una forma muy rápida, y no necesita de un acúmulo excesivo de intensidad de entrenamiento.

Una vez finalizado el Tour de Francia, puede existir un segundo objetivo de temporada, en la competición del mundial de fondo en carretera, o por ejemplo este año los Juegos Olímpicos, pero siempre en función del resultado en el Tour o las características que presente el mundial.

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